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Los niños, la población con mayor tendencia a las ‘otitis de la piscina’

Durante la temporada estival, la mayoría de las atenciones que realiza el otorrinolaringólogo se debe a la otitis externa difusa, una inflamación del conducto auditivo externo

La sudoración, derivada de las altas temperaturas que se alcanzan en esta época del año, junto a la humedad o el agua que se acumula después de la playa o la piscina alteran el PH de la piel y ocasionan esta inflamación

El verano ha llegado y, con él, las ganas de disfrutar del buen tiempo en familia. Para afrontar las altas temperaturas que marcan los termómetros y hacer que los niños disfruten de sus vacaciones, muchas personas optan por acudir a piscinas y playas del litoral mediterráneo y darse un buen chapuzón. No obstante, la combinación de agua y calor puede traer consigo una inflamación del conducto auditivo externo, lo que se conoce como ‘la otitis de piscina’ u otitis externa difusa.

“La otitis externa difusa es una de las afecciones más recurrentes en verano que afecta especialmente a los niños de entre 7 y 12 años. Se trata de una infamación del conducto auditivo externo provocada por una infección que aparece en el oído cuando se le expone de forma continuada a hongos y bacterias presentes en el agua”, explica el doctor Anselmo Díaz, Jefe del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital de Manises. De hecho, según explica el mismo especialista, la mayoría de las consultas al otorrino en verano se debe a este tipo de afección.

Recomendaciones para evitar la otitis de piscina

Como señala el doctor Díaz, la prevención es la mejor arma para evitar este tipo de otitis y, por ello, el Hospital de Manises ha lanzado una serie de recomendaciones y consejos aplicables a cualquier edad. En primer lugar, además de usar tapones y gorros que impidan la entrada de agua, se aconseja nadar por la superficie de las piscinas, playas o lagos en los que se veranee y reducir el tiempo de inmersión o buceo. Una vez se salga del agua, “se puede realizar una pequeña rutina que ayudará a prevenir esta afección que consiste en secarse bien los oídos con una toalla y, si se nota que sigue habiendo agua en el conducto, se puede inclinar la cabeza para drenar el agua”, añade el especialista. Si se quiere eliminar el agua que ha quedado retenida en el oído, la mejor opción, según el doctor Díaz, es la aplicación de unas gotas que se pueden adquirir en farmacias. Si notamos picor o molestias en los oídos, hay que evitar la entrada de agua, por lo que no se recomiendan los baños hasta no consultar con un especialista.

Además, tal y como señala el otorrinolaringólogo, “el oído es un órgano muy sensible. Por ello, debemos eliminar de nuestros hábitos de higiene el uso de bastoncillos y de otros objetos como horquillas o palillos que pueden irritar el conducto auditivo y que no cumplen su función porque la cera suele acabar acumulada en la parte más profunda del sistema auditivo”. Tampoco aconseja este profesional la aplicación de espray, mucho más invasivo, que puede alterar el PH de la piel del conducto y, como consecuencia, disminuir sus mecanismos de defensa.

Por último, en el caso de que haya una predisposición a formar tapones de cera o queratina, este especialista recomienda someterse a una limpieza antes del verano, siempre realizada por un profesional sanitario. “Ante cualquier síntoma de dolor, enrojecimiento del canal auditivo externo o incluso fiebre, se debe acudir al otorrinolaringólogo para curar la infección y prevenir las recaídas del paciente”, concluye el doctor Anselmo Díaz.