El centro se convierte así en uno de los pocos hospitales públicos en el que se consiente la presencia de la pareja en la cesárea ya que tranquiliza y ayuda a las mamás. La posición del feto, tanto en partos únicos como gemelares, haber tenido una cirugía uterina anterior o que se diagnostique una placenta previa son las causas más frecuentes por las que se programa esta intervención
El Hospital de Manises, en su apuesta por el parto humanizado y por conceder el protagonismo de este momento tan especial a los papás, ha decidido permitir que las parejas acompañen a las madres cuando el nacimiento es a través de una cesárea programada. Así, el de Manises, se convierte en uno de los pocos hospitales públicos en el que se consiente este acompañamiento.
Aunque el 86% de los partos en Manises son naturales, también se producen cesáreas programadas causadas por factores diversos, entre ellos, que el bebé, ya sea en un parto único o gemelar, venga de nalgas o en posición transversa en el abdomen, haber tenido una cirugía uterina anterior, o que se diagnostique una placenta previa. “Apostamos por el parto que respeta el proceso fisiológico natural del mismo y sólo el 14% de las mujeres que dan a luz en este hospital lo hacen a través de cesárea cuando, por determinados motivos, es estrictamente necesario” asegura Consuelo García, anestesista del Hospital de Manises.
Durante estos años, los profesionales del centro hospitalario han detectado que muchos padres muestran un gran interés en estar presentes en la intervención que traerá al mundo a sus niños. “Les hace mucha ilusión ver el nacimiento de sus hijos y poder acompañar a la mamá, en un momento tan especial para los dos”, asegura la anestesista. El objetivo de esta estrategia es que la pareja ayude y apoye a la mujer durante la intervención, de forma que ésta se sienta más satisfecha y tranquila. “Al igual que en la dilatación se ha demostrado la efectividad del acompañamiento, en la cesárea es también una gran ayuda para la madre”, explica Consuelo García.
Los papás pueden entrar en el quirófano una vez que a la madre ya se le ha puesto la anestesia. “Es necesario que el acompañante entre con pijama de quirófano, gorro, mascarilla y calzas para garantizar los máximos niveles de higiene en la sala”, asegura la doctora García. Una vez dentro, el padre podrá sentarse al lado de su mujer de forma que puede hablar con ella, cogerle la mano y tranquilizarla. En cuanto nace el bebé, tras la primera revisión del pediatra, y mientras terminan la cirugía, se les entrega el niño a los padres. Así, el recién nacido permanece durante al menos dos horas sobre el pecho descubierto de la madre para llevar a cabo el procedimiento denominado piel con piel. Se trata de un paso fundamental para estrechar el vínculo madre-hijo y está demostrado que facilita la lactancia y reduce el llanto del pequeño.
