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Manises realiza más de 8.600 atenciones a niños con autismo y daño cerebral y a sus familias

El balance de la Unidad de Neurorrehabilitación infantil indica que el pronóstico del autismo, el asesoramiento en temas de conducta y la orientación en cuanto al tipo de juego más adecuado para el hogar son las consultas más comunes realizas por los padres. La Unidad, integrada en el área de salud y dependiente del Servicio de Neuropediatría del hospital, permite una atención más rápida, completa y multidisciplinar de los menores.

La Unidad de Neurorrehabilitación infantil del área de salud de Manises realizó a lo largo de 2013 más de 8.600 atenciones a niños con autismo y daño cerebral y a sus familias. En concreto, las intervenciones que más sesiones aglutinaron fueron logopedia, con 2.640, seguida de terapia ocupacional, con 2.552 y fisioterapia, con 1.892. Tal y como explica Virginia Perez, coordinadora  de la Unidad, “se trata de terapias de suma importancia para el desarrollo del niño  ya que permiten adquirir habilidades comunicativas, sociales y  motoras que  le ayudarán a adaptarse a los diferentes  entornos en los que se encuentren”
Durante el pasado curso también fue importante el apoyo del equipo de neuropsicología a estos menores, que en total realizó más de 1.100 atenciones. Esta especialidad es la encarga de realizar diagnóstico diferencial en niños  con Trastorno del Espectro Autista, diseñar planes de tratamiento para la rehabilitación de capacidades cognitivas, intervención específica en habilidades sociales y teoría de  la mente  y   manejo de   los problemas de conducta.

Desde el centro se destaca también la importante labor de asesoramiento y apoyo personalizado que la Unidad realizó con los familiares de los menores y su entorno más cercano centrado en los colegios que alcanzó las 300 sesiones. En estos casos, las principales dudas que plantean las familias de estos niños son el pronóstico del trastorno  autista, asesoramiento en problemas de conducta en el ámbito familiar, así como  orientación en el tipo de juego que pueden realizar en sus hogares. También, especialmente en niños diagnosticados con daño cerebral, “se consulta sobre cuestiones que tienen que ver con la  autonomía, funcionalidad e independencia de sus hijos cuando sean mayores”, detalla Mª Isabel Cabezudo psicóloga clínica  de la Unidad.

Por eso, un requisito fundamental es que el tratamiento que se ofrece al niño y la familia sea totalmente personalizado. “Las sesiones  son individuales, por lo que el seguimiento y apoyo que se realiza es exhaustivo”, añade Virginia Pérez.

Rapidez en el inicio de la terapia la clave

Desde que inició su andadura hace más de dos años, esta unidad ha trabajado integrando el equipo terapeuta con el equipo médico. Gracias a esta integración de la unidad con el Servicio de Neuropediatría del hospital, el diagnóstico diferencial del niño y la puesta en marcha del proceso terapéutico se establece en un periodo inferior a un mes. “Incorporamos en una misma historia clínica la valoración neuropediátrica, psiquiátrica (si precisa) y rehabilitadora inicial, con el estudio psicológico y el programa de intervención específicamente elaborado para cada caso, lo que una vez detectado el problema, nos permite iniciar lo antes posible la intervención adecuada”, señala Virginia Pérez.
Otra de las ventajas de la integración es la atención multidisciplinar que se ofrece al menor. “En la unidad trabajan conjuntamente neuropediatras, médicos rehabilitadores, psicólogos clínicos, terapeutas ocupacionales, fisioterapeutas, logopedas y neuropsicólogos de una alta cualificación”, indica la coordinadora de la unidad.

Más información sobre el autismo

Según los especialistas, en los últimos años ha aumentado el registro del número de casos debido, principalmente, a la mayor especialización y formación de los profesionales. “Hay mayor preparación tanto de los que dan la voz de alerta (profesores, pediatras) como de los que realizan el diagnóstico (equipos especializados). También existe mayor información en la población general y por tanto hay más posibilidad de que los padres detecten los signos de alerta y que recurran a los especialistas”, destaca  Mª Isabel Cabezudo.
El diagnóstico más certero en este tipo de trastornos se realiza en torno a los tres años, aunque las manifestaciones o signos de alarma suelen producirse en edades más tempranas. Según explican los profesionales de Manises, es muy importante la detección precoz, ya que se puede realizar un seguimiento temprano del niño, un diagnóstico más certero y una intervención que ayudará a conseguir una mejor adaptación del niño en sus diferentes ámbitos (familiar, social y escolar). Igualmente se podrá empezar a trabajar antes con las familias para que participen activamente en la integración del niño.
En este sentido, la Unidad de Manises, al estar integrada en un hospital público cuenta con la capacitación de los médicos de familia en la detección precoz y de los especialistas en neuropediatría que son los que al final derivan a los niños la Unidad.
En la actualidad el centro atiende a 86 niños con trastorno del espectro autista (TEA) y daño cerebral. Los menores con autismo presentan problemas de lenguaje y comunicación, interacción social, juego, imaginación y creatividad o dificultades en el procesamiento sensorial y los niños con daño cerebral presentan fundamentalmente problemas sensoriomotores, de movilidad, de lenguaje y cognitivos, y en algunos casos de deglución.