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Conocer las alteraciones conductuales de las personas con Alzheimer ayuda a afrontarlas

Las alteraciones conductuales más frecuentes que aparecen en los pacientes con Alzheimer en las fases iniciales son la depresión y la ansiedad, y en las fases moderadas o moderadas/graves los pacientes suelen estar más irritables o agresivos. También es frecuente que presenten alucinaciones visuales e ideación delirante poco estructurada. Hay que tener en cuenta, tal y como comenta nuestra especialista en Neurología, la Dra. Silvia Roig, que no suelen aparecer todas estas alteraciones al mismo tiempo y que pueden existir factores precipitantes, como las enfermedades concomitantes, la administración de fármacos o la hospitalización.

Por eso, es importante evitar en la medida de lo posible estos factores precipitantes. Para ello, es clave que los cuidadores los sepan identificar y además conozcan la enfermedad para que puedan evitar estas situaciones. La especialista cometa que “es necesario enseñar a los cuidadores en qué consiste la enfermedad con el fin de que puedan adquirir estrategias para enfrentarse a ella de la mejor manera posible”.

El papel de los cuidadores es muy importante a la hora de detectar las situaciones que precipitan las alteraciones de la conducta de los enfermos y ayudar a estabilizarlos.

La especialista del Servicio de Neurociencias del Hospital de Manises recuerda que algunas veces es necesario recurrir a fármacos cuando la vía no farmacológica se ha agotado o el problema de alteración de la conducta es altamente disruptivo.

Para tranquilidad de los familiares, la Dra. Roig comenta que en líneas generales los pacientes con Alzheimer no son conscientes de esas alteraciones. “Una de las características más típicas de la enfermedad es la falta de conciencia del problema en sí mismo y la pérdida de la capacidad de ponerse en el lugar del cuidador, por lo tanto, el paciente es incapaz de comprender toda la dimensión de su sufrimiento”.

En este contexto, nuestra neuróloga apunta a que existen pautas farmacológicas para mitigarlas y dependiendo de cuáles sean se pueden emplear unos determinados fármacos, en función de las necesidades.

Como los familiares y/o cuidadores son los que más las sufren, se deben preparar para poder afrontar esta situación. “Deberían ser asesorados por el personal sanitario, tanto médicos neurólogos y de Atención Primaria, enfermería, personal de psicología…, sobre el diagnóstico y la evolución de la enfermedad”.

También es importante contar con la labor de los trabajadores sociales para que conozcan los recursos disponibles para estos pacientes, como los centros de día, las ayudas domiciliarias, los servicios de comedor en casa, incapacitación judicial…

 

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