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Cómo proteger a los niños en verano

– ¡M. Amparo! ¡Ya está bien de sol!

Esta es la frase que más oía de mi madre durante todos los veranos de mi infancia. Y aunque no os lo creáis todavía me la dice. Tengo que reconocer que gracias a ella ni mis hermanos ni yo nunca he sufrido una quemadura solar y adquirimos unos buenos hábitos en esta materia. Hoy en día, ya como pediatra, soy yo la que doy las recomendaciones sobre la protección contra el calor y sol a todos mis pequeños pacientes y a sus familiares.

Todos sabemos de los beneficios del sol, pero también de sus maldades si no nos protegemos adecuadamente.
¿Que podemos hacer para evitar los problemas que nos puede provocar el sol y el calor, sobre todo en verano?

  1. Protección solar: las cremas y lociones de protección solar deberán tener un adecuado índice de protección en relación a la edad y al tipo de la piel del niño. Se debe aplicar un mínimo de media hora antes a la exposición solar y luego renovar la aplicación cada dos horas como máximo. Si se van a bañar la crema debe ser waterproof y la aplicación debe ser más frecuente. Hay que recordar aplicar la protección en todo el cuerpo incluyendo la cara, nariz y orejas (que se suelen olvidar).
  2. La cabeza debe estar cubierta con sombrero, gorra o bajo sombrilla tanto en los paseos en carritos para los más pequeños, como en playas y piscinas para los mayores.
  3. La ropa debe ser de colores claros y fresca.
  4. Además hay que refrescar el cuerpo y la cabeza cada cierto tiempo con agua para evitar un calentamiento excesivo.
  5. El aporte de líquidos debe ser el adecuado aumentado la ingesta de agua. También son buenas las bebidas isotónicas e incluso la ingesta de frutas ricas en agua como la pera o la sandia, entre otras.
  6. De todas formas conviene evitar la exposición solar en las horas centrales del día ya que la radiación es máxima y sus efectos más dañinos. Hay que tener también mucho cuidado cuando el cielo está nublado ya que las nubes no impiden las radiaciones y, aunque éstas sean menores las quemaduras pueden aparecer.
  7. Por supuesto que hay que evitar el ejercicio físico intenso a las horas centrales del día y si no hay más remedio que practicarlo, hay que tomar las medidas oportunas.

Todas estas recomendaciones valen para todos los niños tanto lactantes como adolescentes, pero también para los adultos y los ancianos

Y por supuesto no me puedo olvidar de mis pequeños y grandes pacientes con patología neurológica ya que son más vulnerables todavía a las inclemencias meteorológicas. Con ellos nuestro cuidado debe ser más extremo si cabe todavía. Tenemos que llevarlos con ropa fresca, procurarles sombra, incrementar la toma de agua o líquidos (o alimentos ricos en agua si presentan disfagia a líquidos), y en suma procurar su bienestar. Debemos estar más pendientes de ellos porque algunos no van a ser capaces de decirnos si tienen calor, sed o que se encuentran mal…

En definitiva, el sol es la estrella de nuestra galaxia, necesaria para nuestra supervivencia, con la que tenemos que tener un cuidado exquisito, pero debemos evitar los daños que nos pueda producir desde pequeños para que de adultos no tengamos que lamentar males mayores.

Amparo Morant Gimeno

Neuropediatra, Hospital de Manises