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Rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla: Causas, tratamiento y recuperación

Rotura ligamento cruzado

La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) de la rodilla es una lesión común que puede afectar a personas de todas las edades y niveles de actividad física. Este ligamento desempeña un papel crucial en la estabilidad de la rodilla, conectando el hueso del muslo (fémur) con el hueso de la espinilla (tibia). 

Cuando se produce la rotura del ligamento cruzado anterior de la rosilla, ya sea debido a un traumatismo repentino o a un desgaste gradual, el paciente puede sentir dolor, hinchazón en la zona afectada y limitaciones en la movilidad. 

A continuación, desde la Unidad de Rodilla del Hospital de Manises examinaremos las diferentes opciones de tratamiento disponibles según la gravedad de la lesión, así como el proceso de recuperación. 

Rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla: Causas más frecuentes 

La rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla suele ocurrir debido a fuerzas traumáticas o movimientos bruscos que generan estrés en la articulación. Entre las diversas causas que pueden desencadenar la rotura del LCA, algunas se destacan como las más frecuentes, contribuyendo así a la prevalencia de esta lesión en diferentes grupos de población.

Desde traumatismos repentinos, como giros bruscos o impactos directos, hasta movimientos más sutiles pero repetitivos que generan desgaste a lo largo del tiempo, existen diversos factores que pueden precipitar la rotura del ligamento cruzado anterior:

  • Lesiones deportivas: Las actividades deportivas que involucran cambios de dirección súbitos, giros o movimientos de parada abrupta pueden aumentar el riesgo de rotura de ligamentos de la rodilla. Deportes como el fútbol, baloncesto, esquí, rugby y fútbol americano están asociados con un mayor riesgo.
  • Aterrizajes incorrectos: Aterrizar la rodilla de manera incorrecta después de un salto, especialmente si la articulación está girada o extendida de forma excesiva, puede ejercer tensiones significativas en el LCA.
  • Golpes directos en la rodilla: Golpes directos en la rodilla, como los que pueden ocurrir durante un accidente automovilístico o una colisión en un deporte de contacto, pueden causar la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla.
  • Cambios de dirección rápidos: Cambios repentinos de dirección mientras el pie está fijo en el suelo pueden ejercer fuerzas excesivas en el LCA, aumentando el riesgo de lesiones.
  • Hiperextensión de la rodilla: Forzar la rodilla más allá de su rango normal de movimiento, especialmente en una posición hiperextendida, puede provocar la rotura del LCA.

Comprender las causas subyacentes es fundamental para poder abordar un enfoque más informado y preventivo hacia la gestión de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, mejorando así las perspectivas de recuperación y reduciendo la incidencia de esta lesión que afecta a tantos individuos en todo el mundo.

Dolor ligamento rodilla, ¿qué síntomas presenta?

El dolor en los ligamentos de la rodilla puede manifestarse de diversas maneras, ofreciendo señales importantes sobre la salud de la articulación. A continuación, desde la Unidad de Rodilla del Hospital de Manises, te contamos los síntomas de dolor más frecuentes

En primer lugar, uno de los síntomas más comunes es el dolor agudo o sordo, que puede surgir de manera abrupta después de un traumatismo o movimiento brusco, o manifestarse como un dolor persistente y sordo que aumenta con la actividad física.

En segundo lugar, la presencia de inflamación e hinchazón alrededor de la rodilla es otro indicador clave. Esta respuesta del cuerpo puede ir acompañada de una sensación de calor en la zona afectada, indicando la presencia de líquido en la articulación. La inflamación a menudo contribuye a la rigidez en la rodilla, limitando el rango de movimiento y haciendo que ciertos movimientos resulten dolorosos.

Por otro lado, la sensación de inestabilidad o la percepción de que la rodilla puede ceder también son síntomas característicos. En algunos casos, las personas experimentan una sensación de que la rodilla “da a lugar” o se desliza fuera de su posición normal. Esto puede generar aprehensión al realizar actividades cotidianas y deportivas.

Además, la presencia de crepitación es otro signo a considerar. Este fenómeno se manifiesta como un crujido, chasquido o sensación de fricción al mover la rodilla, indicando posibles irregularidades en las superficies articulares.

Por último, el dolor en los ligamentos de la rodilla también puede ser específico durante ciertas actividades. Caminar, correr, subir escaleras o aplicar peso sobre la rodilla pueden intensificar el dolor, revelando información valiosa sobre la naturaleza y la gravedad de la lesión o condición subyacente.

En cualquier caso, ante la presencia de estos síntomas, es crucial buscar la atención de un profesional inmediatamente para obtener un diagnóstico preciso y determinar el tratamiento más adecuado. Sin duda, la comprensión de estos signos puede ser clave para abordar eficazmente el dolor en los ligamentos de la rodilla y restaurar cuanto antes la funcionalidad de la articulación.

Rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla: Tratamiento

Como veníamos comentando, el tratamiento de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla puede variar según la gravedad de la lesión, la edad del paciente, el nivel de actividad y otros factores individuales.

En algunos casos, especialmente en lesiones parciales o en personas menos activas, el tratamiento conservador puede ser recomendado. Esto puede incluir fisioterapia para fortalecer los músculos circundantes y mejorar la estabilidad de la rodilla.

Por otro lado, la cirugía de reconstrucción del LCA es comúnmente considerada en casos de roturas completas o en personas que desean regresar a actividades deportivas intensas. Durante la cirugía, se utiliza un injerto (generalmente de los tendones de la corva o de un donante) para reconstruir el ligamento roto.

La rehabilitación es fundamental después de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, ya sea tratada quirúrgicamente o de forma conservadora. La fisioterapia, por su parte, se centra en fortalecer los músculos que rodean la rodilla, mejorar la movilidad y la estabilidad, y ayudar en la recuperación funcional.

Para el manejo del dolor y la inflamación se recomiendan medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs) y medidas para controlar el dolor de ligamento e inflamación pueden ser recetados, especialmente en las etapas iniciales de la lesión o después de la cirugía.

Por otro lado, el uso de dispositivos como férulas o muletas también pueden ser necesarios para proteger la rodilla durante las primeras etapas de la recuperación.

Recuperación de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla

En cuanto a la recuperación de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, este se caracteriza por ser un proceso gradual que varía según la gravedad de la lesión, el tipo de tratamiento (conservador o quirúrgico), la respuesta individual del paciente y otros factores. 

En la fase inicial, se realiza una evaluación médica para determinar la gravedad de la lesión y se establece un plan de tratamiento personalizado, que puede incluir cirugía reconstructiva en casos más severos. Tras la intervención quirúrgica, se inicia un proceso de rehabilitación que abarca desde la inmovilización inicial hasta la fisioterapia temprana para reducir la inflamación y mejorar la movilidad.

En las etapas siguientes, la rehabilitación se centra en el fortalecimiento muscular, la mejora del rango de movimiento y el trabajo de equilibrio y coordinación. Así, a medida que la rodilla se fortalece, se avanza hacia el retorno gradual a la actividad, incorporando un programa de entrenamiento específico para aquellos que desean retomar actividades deportivas. 

Es importante que sepas que la rehabilitación no concluye con el regreso a la actividad; se recomienda mantener una rutina de ejercicios de fortalecimiento a largo plazo y someterse a revisiones médicas regulares para garantizar la estabilidad y prevenir posibles complicaciones. La paciencia, la adherencia al plan de tratamiento y la colaboración con profesionales de la salud son esenciales para una recuperación exitosa.