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La mayor parte de los soplos cardiacos infantiles no afecta a la salud del niño

soplo cardiaco

Los soplos inocentes en la infancia son muy frecuentes. Más de la mitad de los niños a lo largo de su infancia presentarán estos soplos en algún momento de su vida. “El soplo no es más que un ruido que hace la sangre al pasar por el corazón o por los vasos que le rodean”, explica la Dra. Estefanía Maiques, del Servicio de Pediatría del Hospital de Manises.

Aunque sean inocentes, los padres se pueden preocupar cuando les dicen que su hijo tiene un soplo cardiaco. “Son muy frecuentes y la mayoría no deben ser motivo de preocupación, puesto que no afectan en absoluto a la salud del niño”, detalla la especialista.

Lo más probable es que el pediatra de urgencias ya le haya explicado a los padres que este tipo de soplos son muy frecuentes, sobre todo cuando el niño tiene fiebre o se encuentra en estado de aumento de actividad. Por eso, no deben preocuparse; lo único que deben hacer es consultar con su pediatra, que “le auscultará y quizá ya no esté el soplo. Puede que también haya desaparecido la fiebre y, con ella, las turbulencias que provocaba la sangre al pasar más acelerada de lo habitual por el corazón. También cabe la posibilidad de que persista y se escuche perfectamente. Por ello explorará al niño detenidamente palpándole también los pulsos”.

 

Diagnóstico

Los soplos se diagnostican auscultando. Con los años los pediatras pueden diferenciar los soplos inocentes de los que puede que no lo sean y enmascaren una cardiopatía. Porque efectivamente, en un porcentaje bajo de casos existe patología cardiaca que debe ser diagnosticada y estudiada.

Si el niño no es un lactante, el pediatra le preguntará sobre si tiene:

  • Dolor en el pecho al correr.
  • Síncopes, mareos, palpitaciones, sudoración…
  • Si hay antecedentes de muertes súbitas en la familia, muertes antes de los 50 años, antecedentes de enfermedades del corazón en niños o en adultos.

 

Si es un lactante pequeño además insistirá en:

  • Incidencias durante el embarazo, el parto.
  • Si come bien.
  • Si se fatiga con las tomas, si se pone pálido o muy sudoroso mientras come.
  • Si su curva de peso es adecuada a su edad, si está engordando y creciendo como corresponde.

 

La Dra. Maiques recuerda que en el 98%-99% de las ocasiones no habrá ninguna enfermedad detrás que justifique una alarma y se diagnosticará un “soplo inocente”.

La frecuencia actual de cardiopatías congénitas, es decir niños que nacen con un problema cardiaco, es de 8 de cada 1.000. Evidentemente, en los en los que se detecte una cardiopatía el soplo pasará a denominarse patológico. El soplo inocente tiene un pico máximo de incidencia en torno a los 5-6 años y normalmente en la adolescencia desaparece.

Siempre que el pediatra lo considere y presente dudas, solicitará una ecocardiografía realizada por un cardiólogo infantil. Se trata de una prueba indolora, que no emite radiación y nos da una información muy valiosa de la estructura y anatomía del corazón así como de su funcionamiento. Está recomendada especialmente en los neonatos o lactantes donde el riesgo de cardiopatía es más elevado que en los niños más mayores. “Si la eco es normal, no precisará de más estudios ni controles”.