Los dispositivos electrónicos están integrados en nuestra forma de vida y realidad cotidiana. Televisión, videojuegos, tabletas, ordenadores y teléfonos inteligentes están presentes en la mayoría de hogares con fines laborales y recreativos, por lo que los es normal que los niños los adopten como un elemento más dentro de su vida, en definitiva, cada vez más, niños y tecnología van de la mano.
Tal y como explica la Dra. Isabel Piqueras, pediatra del Centro de Salud Quar, los dispositivos electrónicos nos aportan una gran cantidad de ventajas. Sin embargo, también nos planteamos cómo de estrecha es la relación entre niños y tecnología y qué impacto tiene sobre ellos.
Por eso, nos preguntamos: ¿Es recomendable el uso de pantallas en niños? ¿Cuáles, cómo y de qué manera empleamos los dispositivos electrónicos? ¿Existen riesgos asociados al uso de tecnologías en niños?
El cerebro de los niños y la tecnología
En este contexto, nuestra pediatra explica que el cerebro del niño al nacimiento se encuentra en un estadio muy poco desarrollado, casi podríamos decir que embrionario. Además, es fundamentalmente durante los primeros 2-3 años de vida cuando se produce un importante cambio en volumen, estructura y desarrollo de circuitos neuronales.
Esos circuitos son sumamente moldeables y dependientes de los estímulos externos. Sobre todo de los cuidados de los familiares, como son el acogimiento, satisfacción de sus necesidades, ambiente lumínico y sonoro en el hogar, lenguaje familiar, hábitos, juego…
Problemas en el desarrollo
Diversos estudios científicos han demostrado que la exposición de los niños a las tecnologías en estas primeras etapas de la vida puede asociarse con:
- Déficit de atención.
- Retrasos cognitivos.
- Problemas de aprendizaje.
- Aumento de la impulsividad y de la falta de autocontrol.
En su lugar, “es recomendable fomentar juegos libres que estimulen su imaginación y capacidad de resolver situaciones. Los más beneficiosos son aquellos que se producen en entornos naturales, con movimiento, manipulación de objetos y en relación con niños de diferentes edades”, asegura la Dra. Piqueras.
De ahí que la Asociación Americana de Pediatría (AAP) recomiende desde hace años, en términos de salud pública, que se evite todo contacto entre niños y tecnología si estos son menores de 2 años.
A partir de esa edad recomienda un uso controlado de las pantallas en niños con un tiempo máximo de 1 a 2 horas al día y en compañía de los padres para evitar riesgos y adecuar los contenidos y formas de uso.
Las nuevas tecnologías no son juguetes y no deben ser utilizadas como niñeras para entretener al niño. Si no se usan correctamente, pueden tener efectos perjudiciales.
¿Cuáles son los efectos perjudiciales que puede tener sobre los niños la tecnología?
La Dra. Piqueras advierte que las pantallas en los niños hacen que:
- Tengan una exposición a imágenes violentas. Un niño que visualiza reiteradamente imágenes de agresividad o violencia en programas de televisión o videojuegos puede desarrollar miedos, temores excesivos, alteraciones emocionales. A la larga puede llegar a desensibilizarse a este tipo de conductas y utilizarlas en su propia vida para la resolución de conflictos.
- El marketing y la publicidad favorecen el consumismo en el niño generándole deseos materiales y de consumo de alimentos, por lo general poco saludables. Un niño que ve dibujos en un canal infantil o un dispositivo electrónico está expuesto a una cantidad muy importante de anuncios para los que a estas edades no hay una capacidad de análisis crítico.
- Se interiorizan también estereotipos sexuales, raciales, de estilos de vida y comunicación que pueden generar un inicio precoz de relaciones sexuales y una banalización de las mismas con poca percepción de los riesgos asociadas con ellas.
El uso de pantallas en niños también puede asociarse a alteraciones posturales y visuales, aislamiento, deterioro del rendimiento escolar y aumento de sedentarismo y obesidad.
Separar lazos entre los niños y tecnología: dosificar el tiempo de pantallas
Las tecnologías en niños no son malas si se emplean con sentido común y con unas normas claras controladas por la familia para evitar la dependencia y el abuso. Como consejo, lo más importante es dosificar el tiempo de uso y no sacrificar otras actividades como el juego, la lectura o el deporte, sino integrarlas como una posibilidad o actividad más en la vida del niño.
Es recomendable evitar el uso de dispositivos electrónicos a la hora de las comidas para no interferir con momentos que pueden ser empleados para la comunicación familiar, así como en las horas previas a irse a dormir, puesto que la luz azul de las pantallas en los niños puede ejercer un efecto inhibidor sobre la secreción de la melatonina u hormona del sueño.
Tampoco es aconsejable que haya televisor u ordenador en el dormitorio de los niños. Es mejor situarlos en zonas comunes donde puedan estar supervisados.
Cuidado con los videojuegos
Los videojuegos merecen una mención especial en esa relación existente entre niños y tecnología. Cada vez tienen más peso en el ocio infantil y generan importantes ganancias económicas en las empresas que los comercializan.
A partir de los 6-7 años, los niños tienen ya una buena capacidad atencional, habilidades de lecto-escritura así como de razonamientos estratégicos complejos. Empiezan a disfrutar de los videojuegos que se deben seleccionar atendiendo a la recomendación de edad mínima recogida en el código PEGI (Pan Europe Game Information).
Nuestra pediatra indica que hay multitud de webs que aconsejan a las familias juegos adecuados para cada rango de edad, empezando generalmente por juegos de construcción tipo Lego World o Minecraft, versión educativa, así como simuladores deportivos tipo FIFA o Fórmula 1, muy populares entre los niños. “Suponen una importante fuente de diversión y generan un estímulo gratificante al tener que, por medio de diferentes habilidades, conseguir superar retos y pantallas de dificultad creciente.”
Estas pequeñas victorias y desafíos activan circuitos de recompensa cerebrales relacionados con el neurotransmisor de la dopamina, asociado con la gratificación y la dependencia, por lo que es frecuente que el niño se sienta atraído por su uso y reste tiempo a otras actividades en favor de los videojuegos.
Por esto, es importante como padres estar atentos al tiempo que los niños dedican a las pantallas, poner un horario que no supere una hora, y asegurarse que antes de usarlos se hayan cubierto otras necesidades, alimentación, sueño, deporte, actividad escolar…
La Dra. Piqueras recomienda que los padres conozcan los videojuegos de sus hijos y jueguen con ellos. Además, deben explicarles que si participan en juegos en línea o multijugador, lo hagan sólo con personas a las que conozcan personalmente y sean firmes en los momentos de desconexión. Sin olvidarnos de ofrecer al niño otras alternativas de ocio atractivas, como las salidas deportivas, excursiones, reuniones con amigos, etc…
En definitiva, se trata de emplear el sentido común. Si un padre no dejaría a su hijo menor de edad las llaves de su coche si no sabe conducir, lo mismo sucede con las tecnologías. Educando a los niños en su uso, controlando el tiempo, buscando los contenidos adecuados y sobre todo acompañando a nuestros hijos, los dispositivos electrónicos pueden ofrecer infinidad de posibilidades.
Ahora que ya conoces la relación entre los niños y la tecnología, cómo controlar su uso y cómo deberías supervisar a tus hijos, te dejamos unos consejos sobre otras actividades que puedes realizar en casa y que pueden ayudarte a evitar que pasen tiempo delante del ordenador, móvil o Tablet.
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