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Los problemas de comunicación en TEA provocan rabietas

A la hora de comprender el comportamiento de los niños, sus reacciones ante las distintas situaciones, como pueden ser las rabietas, tenemos que saber que desde que nacen todo lo que les rodea es nuevo y su cerebro se comporta como un pequeño ordenador que lo registra todo.

Tal y como detallan las especialistas del Área de Neuropsicología de la Unidad de Neurorehabilitación Infantil del Hospital de Manises, el aprendizaje de los niños pequeños se basa en el esquema acción-reacción o estímulo-respuesta; es decir, aprenden la asociación entre una conducta y lo que viene detrás.

Para que sea más gráfico, nuestras especialistas ponen un ejemplo. Si antes de comer siempre se le pone el babero, en cuanto al niño se ponga el babero sabrá que va a comer. Por eso, las rutinas y los hábitos en los primeros contactos con su nueva realidad son muy importantes.

Los niños asocian sus acciones con las reacciones que provocan en el entorno. Así, un niño muy pequeño puede relacionar que cada vez que llora alguien le coge en brazos. Por tanto, cuando quiera que le cojan, llorará. “Los niños pueden poner a prueba el medio que les rodea. Es muy importante que los adultos nos mantengamos por encima de las rabietas y siempre al margen de ellas. Ellos aprenden de nuestras reacciones, si les chillamos, chillarán. Un exceso de normas y prohibiciones puede aumentar la ansiedad del niño, la incomprensión del entorno y hacer que no acepte ninguna de ellas. Por el contrario, la falta de normas hace que al no conocer los límites no sea capaz de desarrollar las conductas adecuadas”.

En el caso de los niños con Trastorno del Espectro Autista (TEA), igual que en otros trastornos del neurodesarrollo, “además de los aspectos básicos de la conducta es imprescindible tener en cuenta otros factores que explican parte de esos problemas y que, por tanto, pueden darnos pistas sobre el tipo de estrategias que hay que desarrollar para reducirlos”.

En opinión de las especialistas de la Unidad de Neurorehabilitación Infantil, los problemas de conducta en niños con TEA se asocian a un intento de reajuste, de regulación, de búsqueda de control del entorno. “Son conductas reguladoras de efectos no deseables y la mayoría de ellas son consecuencia de una falta de habilidades para un control apropiado del entorno físico y social”.

Gran parte de las rabietas en los niños con TEA se deben a su marcado déficit en la comunicación, “si un niño no comprende qué es lo que se le está pidiendo, qué es lo que tiene que hacer o lo que se espera de él y no cuenta con estrategias comunicativas apropiadas para expresar sus deseos, necesidades o preocupaciones es lógico que se muestre constantemente enfadado y que tenga esas rabietas. Por eso, es normal que los problemas de conducta, especialmente las agresiones y autolesiones, aparezcan con más frecuencia durante los primeros años de vida, antes de contar con un diagnóstico y que estos problemas se reduzcan cuando los niños empiezan a recibir intervención en lenguaje y comunicación”.