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Pasos claves en el proceso de aprendizaje en TEA

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Los niños desde que nacen empiezan a aprender, todo lo que les rodea es nuevo y su cerebro se comporta como un pequeño ordenador que lo registra todo. El aprendizaje en TEA de los niños pequeños se basa en el esquema acción-reacción o estímulo-respuesta. Tal y como comenta María Motos Muñoz, del Área de Neuropsicología de la Unidad  de Neurorehabilitación Infantil de nuestro Hospital, “los niños aprenden la asociación entre una conducta y lo que viene detrás. Por ejemplo, si antes de comer siempre se les pone el babero, en cuanto al niño se ponga el babero sabrá que va a comer. Por eso, son tan importantes las rutinas y los hábitos en los primeros contactos con su entorno”.

Los niños asocian sus acciones con las reacciones que provocan en el entorno. Así, un niño muy pequeño puede relacionar que cada vez que llora alguien le coge en brazos. Por tanto, cada vez que quiera que le cojan, llorará. Los niños pueden poner a prueba el medio que les rodea, de ahí la importancia de que los adultos se mantengan siempre firmes y actuando de la misma forma.

Nuestras especialistas recuerdan que los niños aprenden de las reacciones de los adultos. Si les chillamos, ellos chillarán. Un exceso de normas y prohibiciones puede aumentar la ansiedad del niño, la incomprensión del entorno y hacer que no acepte ninguna de ellas. Por el contrario, la falta de normas hace que, al no conocer los límites, no sea capaz de desarrollar las conductas adecuadas.

Reajustes de los problemas

En el caso de los niños con Trastorno del Espectro Autista, igual que en otros trastornos del neurodesarrollo, además de los aspectos básicos de la conducta es imprescindible tener en cuenta otros factores que explican en parte estos problemas y que, por tanto, pueden dar algunas pistas sobre el tipo de estrategias que hay que desarrollar para reducirlos. María Motos Muñoz destaca que en el caso de los niños con TEA los problemas de conducta se asocian a dificultades de comportamiento del entorno y del lenguaje, así como de regulación. De hecho, son conductas reguladoras de efectos no deseables y la mayoría son consecuencia de una falta de habilidades para una comprensión adecuada del entorno físico y social.

Pautas repetitivas para el aprendizaje en TEA

Otro de los rasgos característicos del perfil neuropsicológico de los niños con TEA que se asocia con estos problemas de conducta es la tendencia al pensamiento inflexible, rígido, el apego a rutinas y las conductas ritualizadas. Dada la falta de comprensión del entorno y la escasa interpretación de las pistas sociales, en el proceso de aprendizaje en TEA de los niños, estos desarrollan sus propios esquemas mentales sobre las situaciones y hacen asociaciones entre unos estímulos y otros con el fin de intentar encontrar cierta estructura en un entorno que para ellos es totalmente desestructurado. “Cuando una situación no se ajusta a sus esquemas mentales o dos estímulos que él ha asociado no aparecen juntos pueden aparecer conductas disruptivas como expresión de su incomprensión y frustración, y de la ansiedad que éstas le provocan”, comentan nuestras expertas.