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Conoce el daño cerebral y sus repercusiones

El daño cerebral adquirido (DCA) es el resultado de una lesión súbita en el cerebro que produce diversas secuelas de carácter físico, psíquico y sensorial. Estas secuelas desarrollan anomalías en la percepción sensorial, alteraciones cognitivas y del plano emocional.

Desde mayo de 2012, el Hospital de Manises cuenta con la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil, especializada en el tratamiento de trastornos del desarrollo. Se trata de un servicio con atención multidisciplinar donde están implicados un amplio número de profesionales especializados en tratamientos a niños con Trastornos Generalizados del Desarrollo y Daño Cerebral.

Las causas más comunes del DCA son los traumatismos craneoencefálicos (TCE), los accidentes cerebrovasculares (ACV o ictus), los tumores cerebrales, las anoxias cerebrales y las infecciones cerebrales.

Las especialistas del Área de Neuropsicología de la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil del Hospital de Manises, señalan que las secuelas del daño cerebral adquirido se pueden clasificar en cinco grupos:

  • Problemas en el nivel de alerta.
  • Problemas en la cognición y la comunicación.
  • Problemas de control motor.
  • Problemas en las emociones y la personalidad.
  • Problemas en las actividades básicas de la vida diaria.
  • Problemas en la recepción de información.

Las enfermedades cerebrovasculares son la primera causa de discapacidad en España y la segunda causa de muerte. Sin embargo, estratificando por sexos, la prevalencia de la mortalidad en mujeres es más alta. La incidencia de ictus en España es más alta en hombres que en mujeres y se da a edades más tempranas, 69 años en los hombres y 74 años en las mujeres de media.

Los signos de que se puede estar sufriendo un ictus son los siguientes:

  • Caída de la comisura bucal.
  • Debilidad en una mitad del cuerpo y dificultad para caminar o mantener el equilibrio.
  • Dificultad para hablar.
  • Desorientación y confusión.
  • Dolor de cabeza fuerte y repentino sin causa aparente conocida.

 

En el ictus hay factores de riesgo modificables, como los cardiovasculares, la hipertensión arterial, la diabetes mellitus y la dislipemia.  Otros factores de riesgo modificables son el alcohol y las drogas.

En cuanto a los factores genéticos, se está investigando en la línea de una posible predisposición genética de los ictus, puesto que se está viendo una tendencia al alza en la incidencia de los ictus en pacientes jóvenes sin factores de riesgo cardiovascular conocidos.  Estas investigaciones van en la línea de factores de estrés vascular, como puede ser la inflamación permanente del endotelio vascular que cursa con espasmos arteriales; aneurismas congénitos y genéticos, que pueden desarrollar una hemorragia, o trastornos de la coagulación, que puedan cursar con hemorragias espontáneas entre otros.

Una vez que se produce un ictus, la primera pregunta que nos hacemos es ¿cómo hay que actuar?

Las especialistas del Área de Neuropsicología de la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil del Hospital de Manises explican que hay que llamar lo antes posible al 112, comunicar lo que está ocurriendo y la sospecha de que sea un ictus. En la Comunidad Valenciana existe un protocolo conocido como Código Ictus.  “Cuando existe una sospecha de un ictus se realiza un TAC de difusión al paciente que descarta/confirma el tipo de ictus frente al que nos encontramos.  En función del tipo que sea y la clínica que presente el paciente en ese momento además del riesgo vital existente, se seguirán unas actuaciones u otras”, detallan nuestras especialistas.