Los últimos datos indican que se ha producido un repunte de las enfermedades de transmisión sexual, conocidas como ETS. Constituyen un importante problema de salud, sobre todo, en los países en vías de desarrollo, que son los más afectados. “En Europa, las ETS ocupan la segunda posición en el ranking de las enfermedades declaradas, siendo la primera las infecciones del tracto respiratorio, y aunque en los países desarrollados se ha observado una disminución de la incidencia de las infecciones agudas (por ejemplo, la gonococia), las infecciones de evolución subaguda o crónica no sólo no han disminuido, sino que han aumentado. En Estados Unidos, el 25% de las mujeres sexualmente activas presentan al menos un episodio de infección de transmisión sexual a lo largo de su vida”, indica la Dra. Teresa Lozoya Araque, del Servicio de Ginecología y Obstetricia de nuestro Hospital.
Se conocen más de 20 gérmenes causantes de ETS, entre las que se encuentran el virus del papiloma humano, las clamidias, la gonorrea, la sífilis, la tricomoniasis, los virus de herpes genital, VIH y hepatitis… las cuales pueden ser causantes de cervicitis, uretritis, endometritis, salpingitis, úlceras, verrugas, SIDA…
Según nuestra especialista, las ETS son uno de los problemas más frecuentes de la sociedad; sin embargo, existe una falta de conocimiento y conciencia sobre los graves riesgos y de las consecuencias crónicas e irreversibles que pueden ocasionar. “Esto se produce sobre todo entre los adolescentes, entre los cuales es frecuente que tengan múltiples compañeros sexuales, el empleo no constante del preservativo, mantener relaciones bajo los efectos de alcohol o drogas…”, advierte la Dra. Lozoya Araque.
Para la mujer, las ETS tienen una elevada morbilidad y posibilidad de secuelas irreversibles, tanto a medio como a largo plazo. “Las ETS pueden ser origen de úlceras genitales, síndromes dermatológicos, enfermedad pélvica inflamatoria con obstrucción de las trompas de Falopio y esterilidad, verrugas, embarazo ectópico, inmunodepresión… así como ocasionar conjuntivitis en el neonato, infecciones severas, ceguera congénita…”, comenta nuestra ginecóloga, quien añade que, en el caso del virus del papiloma humano, está íntimamente relacionado con el desarrollo de cáncer de cérvix.
Prevención de enfermedades de transmisión sexual
Una de las herramientas fundamentales para prevenir este tipo de enfermedades es informar a las pacientes sobre cómo mantener una conducta sexual segura. Las pacientes deben preguntar sin miedo a los profesionales sanitarios sobre síntomas, dudas… haciendo que ningún tema sea un tabú. “Se deben emplear siempre métodos anticonceptivos de barrera (preservativo) en caso de contactos sexuales de riesgo y manipularlos de manera adecuada (manejo cuidadoso para evitar rotura, lubricantes de base acuosa…) desde el principio hasta el final de la relación sexual”, indica nuestra ginecóloga.
En caso de sintomatología, se debe acudir lo más precozmente posible a la consulta médica, así como tratar a las parejas sexuales de las personas infectadas. Existe también la posibilidad de emplear vacunas específicas, como es el caso de la vacuna contra el virus del papiloma humano, incluida actualmente en nuestro calendario vacunal.
En cuanto al tratamiento, la Dra. Lozoya Araque explica que generalmente suelen abordarse, dependiendo de la causa, con antibióticos orales o intravenosos (como la sífilis, la clamidia y la gonorrea), con tratamientos locales como cremas y soluciones en el caso de úlceras genitales y verrugas, siendo necesario, en los casos más graves (como abscesos en la trompa de Falopio), el tratamiento quirúrgico.
