Con la llegada del frío, muchas personas se preguntan ¿cuántos resfriados puedo coger en un año? La respuesta que ofrece la Dra. Lara González García, médico de Atención Primaria del Centro de Salud de Manises, es que se pueden coger varios, porque hay más de 200 virus que pueden causarlo. “Ante tal variedad, el organismo no tiene preparadas sus defensas inmunológicas y esto explica por qué podemos resfriarnos varias veces en un año”.
Con la gripe pasa algo parecido, porque los virus que la provocan pueden mutar. “Eso significa que una persona puede enfermarse de un virus de gripe, contagiar a compañeros de trabajo, familiares o personas aledañas y luego, pasados unos días y habiéndose ya curado del primer proceso gripal, volver a contagiarse de aquellos a quienes transmitió el virus días atrás”.
Hay que tener claro que la vacuna de la gripe no sirve para el resfriado; su objetivo es producir anticuerpos contra el virus Influenza que produce la gripe. Los resfriados, sin embargo, están causados por otros virus diferentes.
Teniendo en cuenta esta diferencia, nuestra especialista en Atención Primaria detalla quién se tiene que vacunar:
- Personas mayores 65 años.Se hará especial énfasis en aquellas personas que conviven en instituciones.
- Personas con menos de 65 años que presentan un alto riesgo de complicaciones derivadas de la gripe. En este grupo se sitúan:
- Menores (a partir de los 6 meses) y personas adultas con enfermedades crónicas cardiovasculares (excluyendo hipertensión arterial aislada), neurológicas o respiratorias, incluyendo displasia bronco-pulmonar, fibrosis quística y asma.
- Menores (a partir de los 6 meses) y personas adultas con diabetes mellitus, obesidad mórbida (índice de masa corporal ≥40 en adultos, ≥35 en adolescentes o ≥3 DS en la infancia), enfermedad renal crónica y síndrome nefrótico, hemoglobinopatías y anemias, hemofilia y trastornos hemorrágicos crónicos, así como receptores de hemoderivados y transfusiones múltiples, asplenia, enfermedad hepática crónica, incluyendo alcoholismo crónico; enfermedades neuromusculares graves, inmunosupresión, como es la infección de VIH, por fármacos o en los receptores de trasplantes; cáncer y hemopatías malignas, implante coclear, fístula de líquido cefalorraquídeo, enfermedad celíaca, enfermedad inflamatoria crónica, trastornos y enfermedades que conllevan disfunción cognitiva, como síndrome de Down o demencias. “En este grupo se hará un especial énfasis en las personas que precisen seguimiento médico periódico o que hayan sido hospitalizadas en el año precedente”, asegura la Dra. Lara González.
- Menores entre los 6 meses y los 18 años de edad que reciben tratamiento prolongado con ácido acetilsalicílico, por la posibilidad de desarrollar un síndrome de Reye tras la gripe.
- Mujeres embarazadas en cualquier trimestre de gestación.
También deben vacunarse las personas que pueden transmitir la gripe a aquellas que tienen un alto riesgo de presentar complicaciones:
- Personal de los centros, servicios y establecimientos sanitarios, tanto de atención primaria como especializada y hospitalaria, sobre todo los profesionales que atienden a pacientes de algunos de los grupos de alto riesgo.
- Personas que trabajan en instituciones geriátricas o en centros de atención a enfermos crónicos.
- Estudiantes en prácticas en centros sanitarios.
- Personas que proporcionen cuidados domiciliarios a pacientes de alto riesgo o mayores.
- Personas que conviven en el hogar, incluidos los menores a partir de los 6 meses de edad, con otras que pertenecen a algunos de los grupos de alto riesgo, por su condición clínica especial.
Otros grupos en los que se recomienda la vacunación
Personas que trabajan en servicios públicos esenciales, como:
- Fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
- Bomberos.
- Servicios de Protección Civil.
- Personas que trabajan en los servicios de emergencias sanitarias.
- Personal de instituciones penitenciarias y de otros centros de internamiento por resolución judicial (incluyendo centros de acogida de inmigrantes).
- Personal con exposición laboral directa a aves domésticas o a cerdos en granjas o explotaciones avícolas o porcinas, y también a aves silvestres, para reducir el riesgo de que haya una infección producida por un virus humano y uno aviar o porcino.