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Especialistas de Manises forman a docentes en la detección de signos de alerta y manejo de niños con autismo

La Unidad de Neurorrehabilitación Infantil reúne a más de 120 docentes escolares para abordar la detección del Trastorno del Espectro Autista y el manejo del alumnado en el entorno escolar. Los alumnos con TEA presentan unas peculiaridades que es preciso que los docentes conozcan y tengan en cuenta para llevar a cabo un abordaje eficaz y eficiente. La coordinación entre la Unidad, el entorno familiar y el centro educativo es fundamental para ofrecer el apoyo más completo. Desde su puesta en funcionamiento en 2012, la Unidad ha atendido a más de 1.000 niños.

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En España se estima una prevalencia de aproximadamente 1 caso de TEA (Trastorno del Espectro Autista) por cada 100 nacimientos, con una mayor presencia en los hombres que en las mujeres, con una proporción de 4 a 1. En los últimos años se ha constatado un aumento considerable de los casos detectados y diagnosticados de niños con TEA debido, entre otros factores, a una mayor precisión de los procedimientos de diagnóstico y una mejora del conocimiento y formación de los profesionales. La detección temprana es fundamental para que los profesionales terapéuticos puedan realizar una intervención adecuada a cada caso, y en ésta, es esencial la participación de su entorno más cercano como la familia y el centro escolar. En un primer momento, las actuaciones de los docentes son muy importantes, ya que ayudan a la detección de los signos de alerta. Posteriormente en el día a día del niño, los docentes pueden ayudarles adaptando los materiales utilizados en el aula y poniendo en marcha metodologías específicas de aprendizaje.

Por ello, la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil del Hospital de Manises ha reunido a más de 120 docentes escolares en una jornada para informar y formar sobre la detección de signos de alerta y manejo de estos alumnos en el entorno escolar. Los alumnos con TEA presentan unas peculiaridades que es preciso que los docentes conozcan y tengan en cuenta para llevar a cabo un abordaje eficaz y eficiente en el entorno escolar donde los niños pasan mucho tiempo y es clave para su desarrollo. “Por ello, es imprescindible que la contribución educativa ofrezca respuestas a las necesidades individuales de estos alumnos que les aporte el apoyo necesario en la formación académica y favorezca la integración en su grupo de iguales”, explica la neuropsicóloga de la Unidad, María Motos.

El TEA se caracteriza por dos grandes bloques de dificultades en las personas con este trastorno. El primero de ellos gira en torno a las habilidades de comunicación e interacción social, y el segundo se relaciona con la inflexibilidad, los comportamientos estereotipados, repetitivos y alteraciones del procesamiento sensorial. “El aula es un entorno en el que el niño con TEA se ve sometido a una sobreestimulación en ambos sentidos”. El docente puede percibir algunas dificultades que en ocasiones pueden ser muy obvias, pero en otras pueden ser más difíciles de detectar”, indica Mª Jesús Lluch, logopeda de la Unidad.

Signos de detección

Dentro de estas dificultades que presenta la población infantil con TEA, hay algunas fácilmente detectables como la dificultad para fijar y mantener la mirada durante la interacción con otra persona; una menor motivación hacia la relación con otros niños en el aula, el retraso en el desarrollo del lenguaje expresivo, comportamientos repetitivos, “manías” difíciles de reconducir o rabietas excesivas aparentemente inmotivadas. En esta jornada, las profesionales de la Unidad han explicado los signos para detectar el TEA y han ofrecido algunas ideas sobre la forma de proceder por parte de los profesores.

En ocasiones, especialmente en los niños que desarrollan lenguaje y no presentan problemas de conducta, es posible que las manifestaciones sean más sutiles y por lo tanto, sea más tardía la detección. “En estos casos es importante prestar atención a situaciones menos estructuradas, como el recreo o una fiesta, o aquellas en las que aparece un cambio en la rutina en la que se puede mostrar mayor labilidad emocional o más pasividad en el inicio de la interacción”, indica María Motos .

Respetar la individualidad

Las especialistas de la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil destacan que a la hora de actuar con un niño con TEA en el aula lo más importante es “conocer y centrarse en las fortalezas y debilidades del niño para aprovechar las primeras y trabajar las segundas”.  “Es fundamental respetar la individualidad de cada uno, conociendo sus gustos, intereses, y su día a día para intentar comprender su comportamiento y reconocer en qué momentos necesita la ayuda del adulto”, señala Virginia Pérez, Coordinadora de la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil en el Departamento de Salud de Manises. En este sentido, indica que “la realidad del docente en un aula puede resultar compleja a la hora de dar apoyo a un niño con TEA, por ello, resulta imprescindible la coordinación entre los distintos profesionales que intervienen con el niño, dentro y fuera del colegio, teniendo en cuenta el importante papel de la familia”.

 Daño Cerebral

En los niños con Daño Cerebral, a pesar de que aparentemente solo muestran afectación a nivel motor y del lenguaje, su desarrollo evolutivo se ha visto interrumpido por un daño o lesión, y por tanto, se van a objetivar secuelas a nivel de funciones cognitivas, aunque éstas pueden resultar menos observables en el funcionamiento cognitivo del niño. La valoración neuropsicológica puede mostrar enlentecimiento de la velocidad del procesamiento de la información, dificultades atencionales, alteraciones de la funciones ejecutivas y capacidades visoconstructivas, entre otras.

Así, la coordinadora de la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil señala que “es recomendable siempre contar con una evaluación de las funciones cognitivas para conocer los puntos fuertes y débiles del niño que pueden repercutir en su capacidad de aprendizaje. Con esta evaluación podemos guiar las adaptaciones necesarias para acompañarlo en su día a día escolar”.

Unidad de referencia

El Departamento de Salud de Manises puso en marcha en 2012 la primera Unidad de Neurorrehabilitación Infantil especializada en trastornos del desarrollo integrada en un hospital público valenciano que ofrece tratamientos a población infantil con Daño Cerebral, entre 1 y 15 años, o TEA con niños hasta los seis años. En este tiempo, la Unidad formada por un equipo multidisciplinar conformada por profesionales en fisioterapia, logopedia, terapia ocupacional, neuropsicología, psicología clínica, medicina rehabilitadora o trabajo social, ha atendido a 1.045 niños con TEA o Daño Cerebral.

La Unidad está ubicada en el Centro de Especialidades de Mislata en el complejo del Hospital Militar. Dispone de un área de 250 metros cuadrados totalmente adaptados a las necesidades de los más pequeños. Se trata de una zona reformada que incluye saldas de terapia y juego, un equipamiento nuevo y adecuado a las necesidades de la intervención según los manuales de buenas prácticas de AETAPI y el Instituto Carlos III.