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Pediatras advierten de que la humedad de zonas costeras agrava los síntomas en niños alérgicos

  • Las alergias a los ácaros del polvo o al “hongo de la humedad” son las más comunes y se han visto agravadas en los últimos meses con la retirada de la mascarilla
  • Expertos del Hospital de Manises recomiendan tratar las alergias en los más pequeños ya sea a través de la vacunación mensual o de la medicación diaria vía oral

 

Picor nasal, estornudos y aumento de mucosidad son algunos de los principales síntomas que padecen los pacientes con alergias al polen, a los ácaros del polvo o a diversos alérgenos que permanecen en el ambiente en estos meses del año. De hecho, en el litoral mediterráneo y otras zonas costeras, existe una concentración mayor de dichos alérgenos que provocan estos síntomas. Además, estas zonas se caracterizan por un alto índice de humedad y temperatura que, entre otras cosas, pueden potenciar en los más pequeños los síntomas de alergia. Todo ello ha llevado a que los alergólogos del Hospital de Manises adviertan a los viajeros y veraneantes en estas zonas de que pueden ver agravadas sus alergias en sus estancias.

“En climas cálidos y húmedos los hongos están muy presentes a lo largo de todo el año, por ello, algunos niños que padecen alergias a los hongos empeoran cuando viajan a la costa, debido a la elevada humedad en esas zonas”, explica la Dra. Teresa Romero, pediatra especialista en alergias del Departamento de Salud de Manises. Además, los especialistas advierten de que la humedad en estas zonas no se limita únicamente a los espacios exteriores, sino que también afecta a los hogares y lugares de interior. “Los hongos crecen en ambientes exteriores, en lugares donde hay vegetación y también en los espacios oscuros donde se acumula suciedad o desperdicios”, explica.

 

Las alergias no se curan, pero se tratan

Y es que este tipo de alergias no se curan, pero tienen tratamientos muy eficaces que terminan con la sintomatología y permiten tener una calidad de vida elevada. Por ello, los expertos pediatras recomiendan seguir el tratamiento o vacunación necesarios en cada caso desde edades tempranas para evitar que perdure y se estabilicen en el tiempo. “El tratamiento de la rinitis alérgica se basa en tres pilares: evitación del alergeno responsable, tratamiento farmacológico (corticoides nasales y antihistamínicos) y en casos seleccionados, la inmunoterapia (popularmente conocido como “vacunas de la alergia”)”, explica Romero, pediatra experta en alergias del Hospital de Manises.

 

Estas vacunas, explican los especialistas, consisten en la inyección de extractos estandarizados de alergenos para favorecer una respuesta inmunitaria propia, que poco a poco vaya suavizando la reacción de nuestro cuerpo frente a dichos alergenos. “Se suele reservar para pacientes con una rinitis persistente que afecta a su calidad de vida o en los que además de rinitis, asocian síntomas de asma”, afirma la Dra. Romero. El especialista es quien determinará en cada caso concreto la intensidad y severidad de los síntomas. De esta manera, la vacuna u otros tratamientos no “curan” la alergia, sino que mejora la sintomatología, haciendo menos frecuente el uso de medicación, como antihistamínicos y corticoides nasales.

 

Además, en los últimos años se ha innovado en el tratamiento de las alergias haciendo posible que no sea únicamente a través de la vacunación la manera de inmunizar a los más pequeños. “Aunque la mayoría de las vacunas de alergia se administran de forma subcutánea, existen también en el mercado vacunas sublinguales, que tienen la ventaja de no implicar la inyección mensual, lo que es una ventaja en el caso de niños con miedo a las agujas”, cuenta la especialista. Los estudios muestran que su efectividad es muy similar. Sin embargo, la desventaja que tienen es que deben administrarse diariamente, lo que puede comprometer la cumplimentación del tratamiento, ya que los olvidos son frecuentes. En cualquier caso, la duración del tratamiento en ambos tipos de vacuna es el mismo: entre 3 y 5 años.