Logo Manises departamento de salud
Preguntas Frecuentes
RSC
Contacta con el Hospital

Habla con nosotros

¿Quieres que el Hospital sea tu centro?

Cómo actuar ante la placenta previa

cómo actuar ante la placenta previa

La placenta previa es una implantación de la placenta en la parte inferior del útero, que ocluye en su totalidad o parcialmente el orificio cervical interno, que es la salida natural del feto durante el parto vaginal.

Según explica la Dra. Sara Cholvi, del Servicio de Ginecología del Hospital de Manises, la placenta previa se visualiza habitualmente en la ecografía de la semana 20, pero en ese momento sólo se trata de un diagnóstico temporal, ya que hay que tener en cuenta que a lo largo del embarazo el útero sigue creciendo y la placenta se mueve progresivamente hacia la parte superior del útero acompañando a su crecimiento. Por eso, es a partir de la semana 31 cuando se considera un diagnóstico definitivo de placenta previa si sigue localizada ocluyendo el orificio cervical interno.

Tal y como explica nuestra ginecóloga, dado que la placenta previa ocluye el orificio natural de salida del feto, obliga a tener que realizar una cesárea. Además, durante el embarazo puede haber sangrados vaginales secundarios a la implantación baja de la placenta, sobretodo tras relaciones sexuales, esfuerzos, etc.

No obstante, nuestra especialista comenta que sí que puede llegar a término el embarazo con placenta previa, solo que están contraindicadas las relaciones sexuales para evitar el traumatismo sobre el cuello del útero e indirectamente sobre la placenta para evitar el sangrado.

También existen otros problemas de implantación, como el acretismo placentario, inserción velamentosa de cordón y el cotiledón. En general, estos problemas de implantación y la placenta previa tienen una incidencia baja, aunque el más infrecuente de todos es la inserción velamentosa.

Así, el acretismo placentario consiste en una invasión exagerada de la placenta en la pared del útero durante el proceso de implantación. Esta adherencia es tan importante que tras el parto la placenta no se desprende del útero y se acompaña en general de un sangrado importante durante el alumbramiento placentario. En los casos más graves requiere una histerectomía (extirpación del útero). El acretismo placentario es más difícil de detectar por ecografía y en general se suele diagnosticar tras el parto cuando no se consigue el alumbramiento de la placenta.

La inserción velamentosa de cordón se produce cuando un cordón umbilical, en lugar de insertarse desde el feto a la placenta, se dirige desde el feto a la bolsa del líquido amniótico y desde esta tiene un recorrido desprotegido hasta llegar a insertarse en la placenta. Los riesgos de la inserción velamentosa de cordón son que en caso de producirse rotura prematura de membranas (de forma espontánea o artificial), si la rotura afecta al trayecto del cordón en la bolsa amniótica se puede producir un sangrado importante procedente del feto. La inserción velamentosa de cordón se descarta en las ecografías que se realizan periódicamente a todas las embarazadas.

El cotiledón se podría describir como una placenta accesoria; es decir, el feto tiene su propia placenta y, cerca de esta, otra placenta de menor tamaño. No reviste mayor importancia ni afecta al feto ni a la madre. Se visualiza durante las ecografías de control del embarazo y simplemente tras el nacimiento del bebé hay que vigilar que se alumbre la placenta y el cotiledón.

maternidad hospital manises