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El manejo de las rabietas de los niños con TEA debe ser multidisciplinar

control rabietas en niños con TEA

La tendencia al pensamiento inflexible, rígido, el apego a rutinas y las conductas ritualizadas son rasgos característicos del perfil neuropsicológico de los niños con TEA, que se asocian a la aparición de rabietas.

Dada la falta de comprensión del entorno y la escasa interpretación de las pistas sociales, los niños con TEA desarrollan sus propios esquemas mentales sobre las situaciones y hacen asociaciones entre unos estímulos y otros, con el fin de intentar encontrar cierta estructura en un entorno que para ellos es totalmente desestructurado.

Según explican las especialistas del Área de Neuropsicología de la Unidad de Neurorrehabilitación Infantil del Hospital de Manises, cuando el desarrollo de una situación no se ajusta a sus esquemas mentales o dos estímulos que han asociado no aparecen juntos pueden aparecer conductas disruptivas como expresión de su incomprensión y frustración, y de la ansiedad que éstas provocan, que se expresan en forma de rabietas.

Además, el hecho de que los niños con TEA procesen mejor los estímulos visuales y que nuestra sociedad sea eminentemente verbal no ayuda en estas situaciones. De ahí la importancia de los sistemas alternativos y/o aumentativos de comunicación, ya que los niños con TEA comprenden mejor el entorno si se les facilitan apoyos visuales. Aunque algunos de ellos sean capaces de comprender instrucciones verbales, de seguir y comprender una historia narrada o de mantener una conversación se ven beneficiados de estos apoyos.

Otra de las características de los niños con TEA que favorecen la aparición de problemas conductuales son las alteraciones en el procesamiento sensorial. Cuando el cerebro de un niño con TEA recibe determinados estímulos del entorno puede no procesarlos e interpretarlos correctamente, por lo que su respuesta puede no ser adaptativa ni funcional. “Si somos capaces de ponernos en la piel de los niños con hipersensibilidad auditiva, nos resultará fácil comprender porque son incapaces de seguir las explicaciones del profesor en el aula”, comentan nuestras especialistas, quien añaden queestos niños perciben todos y cada uno de los sonidos del entorno, por mínimos que sean, y no son capaces de ignorarlos. Además, los sonidos fuertes le resultan prácticamente como una agresión”.

Esto hace que situaciones en las que otros niños disfrutan para ellos supongan un verdadero caos: el patio del colegio, la feria, una fiesta de cumpleaños… Si a estas circunstancias se añade la falta de habilidades para enfrentarse y resolver las situaciones suele provocar la aparición de conductas disruptivas.

Los problemas de conducta ponen a los niños con TEA en riesgo de otros problemas, especialmente de adaptación social y una mayor probabilidad de tratamiento farmacológico. Además, si no se interviene sobre ellos, suelen persistir y aumentan el estrés de los cuidadores.

Como se deben a varios factores, es recomendable un abordaje multidisciplinar con el objetivo de facilitarlel desarrollo de conductas alternativas funcionales y adaptadas al entorno y no de reducir las conductas disruptivas.