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Rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla: Causas, tratamiento y recuperación

La rotura del ligamento cruzado anterior (LCA) de la rodilla es una lesión común que puede afectar a personas de todas las edades y niveles de actividad física. Este ligamento desempeña un papel crucial en la estabilidad de la rodilla, conectando el hueso del muslo (fémur) con el hueso de la espinilla (tibia). 

Cuando se produce la rotura del ligamento cruzado anterior de la rosilla, ya sea debido a un traumatismo repentino o a un desgaste gradual, el paciente puede sentir dolor, hinchazón en la zona afectada y limitaciones en la movilidad. 

A continuación, desde la Unidad de Rodilla del Hospital de Manises examinaremos las diferentes opciones de tratamiento disponibles según la gravedad de la lesión, así como el proceso de recuperación. 

Rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla: Causas más frecuentes 

La rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla suele ocurrir debido a fuerzas traumáticas o movimientos bruscos que generan estrés en la articulación. Entre las diversas causas que pueden desencadenar la rotura del LCA, algunas se destacan como las más frecuentes, contribuyendo así a la prevalencia de esta lesión en diferentes grupos de población.

Desde traumatismos repentinos, como giros bruscos o impactos directos, hasta movimientos más sutiles pero repetitivos que generan desgaste a lo largo del tiempo, existen diversos factores que pueden precipitar la rotura del ligamento cruzado anterior:

  • Lesiones deportivas: Las actividades deportivas que involucran cambios de dirección súbitos, giros o movimientos de parada abrupta pueden aumentar el riesgo de rotura de ligamentos de la rodilla. Deportes como el fútbol, baloncesto, esquí, rugby y fútbol americano están asociados con un mayor riesgo.
  • Aterrizajes incorrectos: Aterrizar la rodilla de manera incorrecta después de un salto, especialmente si la articulación está girada o extendida de forma excesiva, puede ejercer tensiones significativas en el LCA.
  • Golpes directos en la rodilla: Golpes directos en la rodilla, como los que pueden ocurrir durante un accidente automovilístico o una colisión en un deporte de contacto, pueden causar la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla.
  • Cambios de dirección rápidos: Cambios repentinos de dirección mientras el pie está fijo en el suelo pueden ejercer fuerzas excesivas en el LCA, aumentando el riesgo de lesiones.
  • Hiperextensión de la rodilla: Forzar la rodilla más allá de su rango normal de movimiento, especialmente en una posición hiperextendida, puede provocar la rotura del LCA.

Comprender las causas subyacentes es fundamental para poder abordar un enfoque más informado y preventivo hacia la gestión de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, mejorando así las perspectivas de recuperación y reduciendo la incidencia de esta lesión que afecta a tantos individuos en todo el mundo.

Dolor ligamento rodilla, ¿qué síntomas presenta?

El dolor en los ligamentos de la rodilla puede manifestarse de diversas maneras, ofreciendo señales importantes sobre la salud de la articulación. A continuación, desde la Unidad de Rodilla del Hospital de Manises, te contamos los síntomas de dolor más frecuentes

En primer lugar, uno de los síntomas más comunes es el dolor agudo o sordo, que puede surgir de manera abrupta después de un traumatismo o movimiento brusco, o manifestarse como un dolor persistente y sordo que aumenta con la actividad física.

En segundo lugar, la presencia de inflamación e hinchazón alrededor de la rodilla es otro indicador clave. Esta respuesta del cuerpo puede ir acompañada de una sensación de calor en la zona afectada, indicando la presencia de líquido en la articulación. La inflamación a menudo contribuye a la rigidez en la rodilla, limitando el rango de movimiento y haciendo que ciertos movimientos resulten dolorosos.

Por otro lado, la sensación de inestabilidad o la percepción de que la rodilla puede ceder también son síntomas característicos. En algunos casos, las personas experimentan una sensación de que la rodilla “da a lugar” o se desliza fuera de su posición normal. Esto puede generar aprehensión al realizar actividades cotidianas y deportivas.

Además, la presencia de crepitación es otro signo a considerar. Este fenómeno se manifiesta como un crujido, chasquido o sensación de fricción al mover la rodilla, indicando posibles irregularidades en las superficies articulares.

Por último, el dolor en los ligamentos de la rodilla también puede ser específico durante ciertas actividades. Caminar, correr, subir escaleras o aplicar peso sobre la rodilla pueden intensificar el dolor, revelando información valiosa sobre la naturaleza y la gravedad de la lesión o condición subyacente.

En cualquier caso, ante la presencia de estos síntomas, es crucial buscar la atención de un profesional inmediatamente para obtener un diagnóstico preciso y determinar el tratamiento más adecuado. Sin duda, la comprensión de estos signos puede ser clave para abordar eficazmente el dolor en los ligamentos de la rodilla y restaurar cuanto antes la funcionalidad de la articulación.

Rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla: Tratamiento

Como veníamos comentando, el tratamiento de la rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla puede variar según la gravedad de la lesión, la edad del paciente, el nivel de actividad y otros factores individuales.

En algunos casos, especialmente en lesiones parciales o en personas menos activas, el tratamiento conservador puede ser recomendado. Esto puede incluir fisioterapia para fortalecer los músculos circundantes y mejorar la estabilidad de la rodilla.

Por otro lado, la cirugía de reconstrucción del LCA es comúnmente considerada en casos de roturas completas o en personas que desean regresar a actividades deportivas intensas. Durante la cirugía, se utiliza un injerto (generalmente de los tendones de la corva o de un donante) para reconstruir el ligamento roto.

La rehabilitación es fundamental después de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, ya sea tratada quirúrgicamente o de forma conservadora. La fisioterapia, por su parte, se centra en fortalecer los músculos que rodean la rodilla, mejorar la movilidad y la estabilidad, y ayudar en la recuperación funcional.

Para el manejo del dolor y la inflamación se recomiendan medicamentos antiinflamatorios no esteroides (AINEs) y medidas para controlar el dolor de ligamento e inflamación pueden ser recetados, especialmente en las etapas iniciales de la lesión o después de la cirugía.

Por otro lado, el uso de dispositivos como férulas o muletas también pueden ser necesarios para proteger la rodilla durante las primeras etapas de la recuperación.

Recuperación de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla

En cuanto a la recuperación de una rotura del ligamento cruzado anterior de la rodilla, este se caracteriza por ser un proceso gradual que varía según la gravedad de la lesión, el tipo de tratamiento (conservador o quirúrgico), la respuesta individual del paciente y otros factores. 

En la fase inicial, se realiza una evaluación médica para determinar la gravedad de la lesión y se establece un plan de tratamiento personalizado, que puede incluir cirugía reconstructiva en casos más severos. Tras la intervención quirúrgica, se inicia un proceso de rehabilitación que abarca desde la inmovilización inicial hasta la fisioterapia temprana para reducir la inflamación y mejorar la movilidad.

En las etapas siguientes, la rehabilitación se centra en el fortalecimiento muscular, la mejora del rango de movimiento y el trabajo de equilibrio y coordinación. Así, a medida que la rodilla se fortalece, se avanza hacia el retorno gradual a la actividad, incorporando un programa de entrenamiento específico para aquellos que desean retomar actividades deportivas. 

Es importante que sepas que la rehabilitación no concluye con el regreso a la actividad; se recomienda mantener una rutina de ejercicios de fortalecimiento a largo plazo y someterse a revisiones médicas regulares para garantizar la estabilidad y prevenir posibles complicaciones. La paciencia, la adherencia al plan de tratamiento y la colaboración con profesionales de la salud son esenciales para una recuperación exitosa.

Síndrome de la rodilla del corredor: Claves para evitarla

El síndrome de la rodilla del corredor, también conocido como la condición de la “rodilla de corredor” o “rodilla en escalera”, es una dolencia común que afecta a atletas y corredores de todas las edades y niveles de experiencia. Esta lesión de rodilla, que se caracteriza por dolor en la parte frontal, puede ser debilitante y desalentadora para aquellos que la padecen, pudiendo incluso interrumpir las rutinas de entrenamiento y competencia.

Debido a la actividad física, las lesiones de rodilla más frecuentes en corredores son las meniscales, las tendinitis y las que afectan a la articulación femoropatelar. Estas últimas son más frecuentes en mujeres jóvenes que corren. 

Tal y como explica el Dr. Miguel Masiá, cirujano de la Unidad de Rodilla del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital de Manises, “vemos este tipo de lesiones en pacientes de todas las edades, dado que hoy en día cada vez más gente práctica este deporte durante muchos años”. No obstante, en los corredores, las lesiones de rodilla meniscales y las que afectan al cartílago tienen un componente de sobreuso y de pérdida de la calidad del tejido que se asocia con pacientes mayores de 30 o 40 años. 

¿Eres corredor y te estás preguntando cómo cuidar las rodillas? En el siguiente artículo, desde el Hospital de Manises, te contamos todo lo que necesitas saber. ¡Sigue leyendo!

Lesiones de rodilla

Síndrome de la rodilla del corredor, una lesión frecuente

Una de las lesiones más características entre los corredores es el síndrome de la rodilla del corredor o síndrome de la cintilla iliotibial, que consiste en una inflamación de la fascia lata por el roce repetitivo sobre el cóndilo externo de la rodilla durante los movimientos de flexo-extensión que se realizan al correr. 

El diagnóstico del síndrome de la rodilla del corredor se logra principalmente mediante la anamnesis y la exploración de la parte afectada. En cuanto al tratamiento ante el síndrome de la rodilla del corredor, nuestro especialista explica que “es eminentemente conservador mediante una serie de ejercicios y estiramientos de rodilla que se pueden complementar con la actuación del fisioterapeuta”.

Rodilla del corredor

Para evitar el síndrome de la rodilla del corredor es fundamental la prevención, que pasa por adaptar el ejercicio a las capacidades físicas de cada persona, aumentar las cargas de trabajo de manera progresiva y realizar un trabajo de fuerza y estiramientos para contar con una musculatura equilibrada.

Rodilla del corredor: síntomas más frecuentes

El síntoma principal y más precoz de las lesiones de los corredores es el dolor durante y/o después del ejercicio

También son frecuentes los derrames e incluso bloqueos de rodilla. “Si aparecen estos síntomas, lo ideal es limitar la actividad deportiva y consultar con un especialista”, recomienda el Dr. Miguel Masiá.

Centrándonos en el síndrome de la rodilla del corredor, los síntomas más frecuentes son:

  • Dolor en la parte frontal de la rodilla.
  • Dolor al correr o después de correr.
  • Sensación de rodilla débil o inestable.
  • Crujidos o chasquidos.
  • Sensibilidad en la parte externa de la rodilla.
  • Hinchazón de la zona afectada.

Es importante tener en cuenta que los síntomas de la rodilla del corredor pueden variar en intensidad y duración de una persona a otra. Por lo que, ante cualquier sospecha de padecer rodilla del corredor, es fundamental buscar atención médica o de un especialista en deportes para obtener un diagnóstico preciso y un plan de tratamiento adecuado. Además, la prevención y la corrección de la técnica de carrera son claves para evitar la recurrencia de este síndrome

Tratamiento de las lesiones del corredor

La base del tratamiento es una correcta preparación para correr sin lesiones, que se realiza mediante trabajo de fuerza para potenciar de manera equilibrada todos los grupos musculares que influyen en la carrera.

En ese sentido, el traumatólogo destaca que es fundamental trabajar el CORE:

  • Musculatura lumbar.
  • Musculatura abdominal.
  • Glúteos.
  • Los diferentes grupos musculares de las piernas. 

Las distintas técnicas de tratamiento que realizan los fisioterapeutas también son de gran ayuda. Asimismo, puede ser necesario asociar como parte del tratamiento la infiltración intraarticular de algún fármaco, y en algunos casos de lesiones meniscales o de cartílago se puede indicar una intervención quirúrgica. 

El Dr. Miguel Masiá recuerda que la mayoría de las tendinitis se curan con un tratamiento adecuado, pero si se abandona la prevención con ejercicios de fuerza pueden volver a aparecer. 

Las lesiones meniscales y de cartílago pueden no ser reversibles, pero con el manejo adecuado se pueden mejorar los síntomas.

Rodilla del corredor: tiempo de recuperación

El tiempo de recuperación para el síndrome de la rodilla del corredor varía según la gravedad de la lesión y la adherencia al tratamiento.

De esta manera, en los casos leves a moderados, la recuperación puede tomar de 2 a 6 semanas, con reposo relativo, fisioterapia y ejercicios.

Por otro lado, las lesiones más graves o cirugía pueden requerir varios meses de recuperación. En estos casos, la rehabilitación constante es esencial, y el retorno gradual a la actividad deportiva es fundamental. Después de la recuperación, la prevención a largo plazo, que incluye ejercicios y corrección de la técnica de carrera, es crucial para evitar futuras lesiones.

Cómo cuidar las rodillas: 5 consejos clave para deportistas

Como es evidente, el cuidado de las rodillas es esencial para cualquier deportista, ya que estas articulaciones soportan una gran carga durante la actividad física. Entendiendo esto, desde el Hospital de Manises queremos acercarte cinco consejos clave para mantener tus rodillas siempre en buena salud:

  1. Fortalece los músculos que rodean las rodillas: Un grupo muscular fuerte proporciona estabilidad a las rodillas. Ejercicios como sentadillas, lunges y levantamiento de pesas ayudan a fortalecer los músculos cuádriceps y los isquiotibiales, lo que disminuye la presión sobre las articulaciones.
  2. Trabaja en la flexibilidad y el equilibrio: La flexibilidad y el equilibrio son fundamentales para prevenir lesiones en las rodillas. Incorpora ejercicios de estiramientos y equilibrios en tu rutina de entrenamiento para mejorar la movilidad y reducir el riesgo de torceduras.
  3. Mantén un peso corporal saludable: El exceso de peso aumenta la carga en las rodillas, lo que puede llevar a un desgaste prematuro y lesiones. Mantener un peso adecuado a través de una dieta equilibrada y ejercicio ayuda a reducir la tensión en las articulaciones.
  4. Escoge el calzado adecuado: Asegúrate de usar zapatillas deportivas diseñadas para tu actividad específica. Un calzado inapropiado puede contribuir a problemas en las rodillas y otros huesos y articulaciones.
  5. Escucha a tu cuerpo y evita sobreentrenar: El sobreentrenamiento aumenta el riesgo de lesiones. Presta atención a las señales de tu cuerpo, como el dolor persistente o la inflamación, y dales el descanso que necesitan. Varía tus rutinas de ejercicio para evitar la repetición excesiva de movimientos.

Además de estos consejos generales, es importante que todo deportista se enfoque en la técnica apropiada para su deporte específico. Corregir la técnica de carrera, el salto, la zancada, etc., puede reducir significativamente el estrés en las rodillas.

En cualquier caso, si experimentas dolor crónico en las rodillas o tienes preocupaciones sobre su salud, es aconsejable consultar a un profesional médico o un fisioterapeuta para una evaluación y orientación personalizada. Contacta con nosotros.

¿En qué consiste la cirugía de menisco?

La cirugía de menisco consiste en una cirugía mínimamente invasiva que se lleva a cabo mediante pequeñas incisiones en la rodilla, permitiendo remover y estabilizar la lesión del menisco.

Esta cirugía puede ser compleja y va desde la sutura meniscal, la resección parcial o meniscectomía, hasta los trasplantes de menisco. Según el Dr. Marco Strauch Leira, jefe de nuestro Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, generalmente la cirugía de menisco se realiza siempre por vía artroscópica, es decir, por pequeños portales en la rodilla y sin abrir la articulación.

Tipos de lesiones de menisco

Tanto el método de cirugía como el momento idóneo para llevar a cabo una cirugía de menisco dependerá principalmente del tipo de lesión. De manera general podríamos dividirlas en lesiones suturables o no suturables.

  • Lesiones suturables: en general, cuanto antes se lleve a cabo la cirugía, es mejor, ya que la viabilidad del tejido meniscal será mayor y la técnica quirúrgica suele ser más sencilla. “Si esperásemos mucho tiempo, por ejemplo varios meses, podría convertirse en una lesión irreparable, como pasaría con las roturas en asa de cubo luxadas”, detalla nuestro especialista.
  • Lesiones no suturables: incluyen roturas en pico de loro, oblicuas, degenerativas, algunas horizontales… La intervención podría demorarse todo el tiempo que el paciente necesite, siempre y cuando tolere bien los síntomas que la lesión pueda generarle. En éstas, el tratamiento consiste en la resección del fragmento meniscal roto o meniscectomía.

Dentro de las no suturables hay un tipo de lesiones en las que se recomienda esperar un mínimo de 6 meses para tratarlas: las lesiones meniscales degenerativas. “Esto es debido a que gran parte de ellas dejan de doler y dar síntomas tras dicho periodo, siendo suficiente un buen tratamiento conservador, consistente en antinflamatorios, reposo deportivo, rehabilitación e infiltraciones”, comenta el Dr. Strauch Leira.

No obstante, otros casos, mucho menos frecuentes, suelen requerir una cirugía de relativa urgencia. Se trata de lesiones meniscales que generen un bloqueo para la extensión por interposición del fragmento meniscal roto y, por tanto, generan mucha limitación funcional.

Tiempo de recuperación de una cirugía de menisco

Según nuestro cirujano, la recuperación de la cirugía de menisco depende, principalmente, de si realizamos una meniscectomía simple (quitar la parte del menisco roto), o una sutura o fijación meniscal.

En el primer caso, la recuperación es mucho más rápida, ya que no hay limitación para el apoyo ni para el rango de movilidad tras la cirugía. Por lo que la recuperación depende simplemente de la resolución de la inflamación y del derrame articular posterior a la cirugía. Se puede realizar vida completamente normal a las 2-4 semanas, aproximadamente.

En el segundo caso, podría alargarse un mínimo de 3 meses, permitiendo una vida activa y deportiva normal a partir de los 6-9 meses. Generalmente se limita la movilidad con una ortesis en un rango de 0º-90º, que en algunos casos puede ser algo menor. También podría limitarse el apoyo total o parcialmente hasta 6 semanas en el caso de lesiones radiales suturadas, lesiones de la raíz meniscal reancladas, trasplantes meniscales,…

Por otro lado, tal y como indica nuestro especialista, la recuperación también vendrá condicionada por la existencia de alguna otra lesión asociada que se repare en el mismo acto quirúrgico, como una lesión del ligamento cruzado anterior o posterior, una lesión condral o una corrección del eje de la pierna.

Postoperatorio cirugía de menisco

Es evidente que el reposo es uno de los principales puntos a seguir después de cualquier tipo de cirugía. Sin embargo, se ha comprobado que mantener las articulaciones en reposo e inmovilizar la zona aumenta la atrofia de los músculos y favorece el riesgo de rigidez postquirúrgica. Por este motivo, es muy recomendable realizar movimientos progresivos, que mejoren el riego sanguíneo de las articulaciones, siempre y cuando no impliquen un riesgo para la cirugía o no exista riesgo de provocar otra lesión.

Por otro lado, es importante llevar a cabo una buena higiene de las heridas, evitando una posible infección. En este sentido, es recomendable mojar las heridas y utilizar apósitos tipo film que las cubra cuando no sea posible seguir esa medida.

Artrosis de rodilla: qué es, síntomas y tratamiento

La artrosis es la pérdida del cartílago en una articulación y el desarrollo de mecanismos de defensa por parte de nuestro organismo en esa articulación para estabilizarla.

Según explica el Dr. Javier López Valenciano, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital de Manises, esto implica que los mecanismos de amortiguación de la articulación se pierden, y poco a poco se pierde también su forma, movilidad y función. Todo este proceso hace que se sufra, de manera progresiva, dolor, rigidez y deformidad.

La artrosis de rodilla suele aparecer con dolor a partir de 6ª o 7ª década de la vida, aunque hay gente de mayor edad que no llega a presentarlo nunca y gente más joven en la que sí aparece.

Tal y como detalla nuestro cirujano ortopédico, estadísticamente la artrosis de rodilla es algo más frecuente en mujeres, aunque se puede ver en ambos sexos.

Factores de riesgo para la aparición de artrosis de rodilla

Las principales causas detonantes de la aparición de la artrosis de rodilla son:

  • El peso, los kilos de más.
  • La edad.
  • Los estilos de vida con sobreuso de una articulación; es decir, movimientos repetitivos con peso sobre una articulación de manera prolongada durante los años.

Esto sería en el caso de artrosis de rodilla primaria. Pero también hay que recordar que también se puede desarrollar artrosis de rodilla secundaria después de enfermedades reumáticas, accidentes, fracturas o lesiones deportivas a largo plazo.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes de la artrosis de rodilla?

El principal síntoma de la artrosis de rodilla es el dolor. “Esto no quiere decir que toda persona con dolor tenga artrosis de rodilla, pero sí que es el síntoma más característico”, indica el Dr. Javier López Valenciano.

Con el paso del tiempo también se produce una pérdida de movilidad en la articulación y deformidades secundarias a la inflamación y pérdida de soporte mecánico.

dolor artrosis de rodilla

¿Cuándo hay que consultar con un especialista?

Se recomienda consultar cuando el dolor en la rodilla sea continuo e imposibilite realizar actividades diarias.

Además, debe tener una duración de tiempo prolongada, ya que en muchas ocasiones dolores tendinosos pueden producir dolor que dure 3 o 4 semanas y después de este tiempo solucionarse sin necesitar tratamiento.

Grados o tipos de artrosis de rodilla

Existen grados de clasificación radiológica de la artrosis de rodilla.

Sin embargo, en la práctica clínica lo más importante es la presencia de dolor y síntomas asociados que producen una limitación en el estilo de vida.

¿Se puede prevenir su aparición?

Sí, se puede prevenir la aparición de la artrosis de rodilla. Un peso adecuado y una actividad deportiva regular ayudan a proteger las articulaciones de la sobrecarga mecánica y a tener unos  músculos con una respuesta rápida como defensa ante eventos inesperados.

Tratamiento de la artrosis de rodilla

“El tratamiento de la artrosis de rodilla se basa inicialmente en medidas dietéticas, pérdida de peso, actividad deportiva, descarga de la articulación, cuando exista dolor, y medicación analgésica cuando se requiera”, comenta nuestro cirujano ortopédico.

Añade que en segundo lugar se pueden realizar infiltraciones para el control del dolor, y en último lugar estaría la implantación de una prótesis de rodilla u otro tipo de intervenciones quirúrgicas que se realizan según la edad y los síntomas presentes”.

El Dr. Javier López Valenciano explica que la implantación de prótesis de rodilla, “es la técnica que con más frecuencia utilizamos en esta patología”.

Consiste en la retirada del hueso y cartílago dañados y sustituirlos por unas superficies metálicas en fémur y tibia, y un polietileno interpuesto entre ambas superficies.

¿Cuánto suele tardar la recuperación?

La recuperación de una cirugía de una prótesis de rodilla es muy dolorosa y depende en gran medida de la voluntad del paciente. Deben mover en el mayor rango articular posible, aunque exista dolor, desde el primer día.

La duración de esta recuperación suele ser de unos dos a seis meses, dependiendo de los casos, aunque es frecuente encontrar molestias hasta el año post-intervención.

Rehabilitación tras la cirugía de artrosis de rodilla

El Servicio de Rehabilitación del Hospital de Manises ayuda a los pacientes intervenidos por artrosis de rodilla en este proceso, “aunque los mejores resultados los encontramos en los pacientes que además de realizar las sesiones con ayuda en el hospital o centro de salud, luego en el  domicilio son disciplinados y siguen con los ejercicios que los compañeros de rehabilitación y fisioterapia les han indicado”, comenta nuestro especialista.

¿Cuándo se puede empezar a hacer ejercicio físico tras la cirugía?

Se puede empezar con supervisión de los fisioterapeutas, en cuanto ellos lo indiquen aquí en el centro. Luego, de manera independiente y en casa, pueden realizar actividades como bicicleta, elíptica o deportes relacionados con la natación en cuanto la herida esté totalmente cerrada.

¿Hay algún deporte que esté contraindicado en artrosis de rodilla?

En pacientes con artrosis de rodilla no se recomiendan deportes con carga o saltos, como correr, pádel, fútbol…, ya que llevan a un desgaste precoz de la prótesis y son más propensos a sufrir lesiones de rodilla.

“Lo que está totalmente contraindicado es el uso de máquinas de vibración que existen en algunos gimnasios, ya que producen una separación entre el hueso y el metal de la prótesis y habría que cambiar la prótesis”, asegura el Dr. Javier López Valenciano.

El resto de deportes estarían recomendados, tanto para la recuperación como posteriormente, para disminuir molestias y prolongar la vida útil de la prótesis de rodilla, al mejorar la masa muscular y ayudar a un control de peso del paciente.

Desde Hospital de Manises, y nuestra unidad de rodilla, te acompañamos durante todo el proceso de artrosis y el postoperatorio. Consulta con tu especialista cogiendo cita ya. ¡Te esperamos!

Evitar lesiones de rodilla y consejos para fortalecerlas

Las lesiones de rodillas suelen ser incapacitantes a ciertas edades, mermando la calidad de vida y limitando las actividades diarias. Cuidarlas y protegerlas puede ayudarnos a tenerlas fuertes y sanas, y a prevenir lesiones.

¿Cuáles son los movimientos que más pueden lesionar las rodillas?

Cualquier movimiento con una carga excesiva puede lesionar nuestras rodillas. Un ejemplo que pone el Dr. Javier López Valenciano, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital de Manises, es un golpe desde el lateral con la pierna apoyada, “pero sobre todo, son los movimientos fuera del rango articular los que más riesgo presentan, como por ejemplo posiciones de cuclillas”.

Las lesiones de rodilla pueden aparecer a cualquier edad. Sin embargo, “cuanto más jóvenes somos más capacidad de regeneración tenemos, por lo que, aunque se presenten, suelen solucionarse sin necesidad de actuación por nuestra parte”.

Está claro que todo el trabajo muscular de fortalecimiento ayuda a defender nuestras articulaciones de posibles lesiones. Esto se debe a que las articulaciones, por su forma, y los ligamentos, tienen un control estático. Por su parte, los músculos y tendones de las rodillas ayudan a protegerlas durante movimientos forzados o repentinos.

¿Cómo se pueden fortalecer las rodillas?

Cualquier deporte ayuda, si bien los deportes sin giros forzados nos permiten fortalecerlas sin un riesgo elevado de lesión de menisco o de rotura de ligamentos de la rodilla. Entre los deportes que pueden ayudar están:

  • El trabajo muscular en gimnasio.
  • Bicicleta
  • Elíptica.
  • Natación.
  • Carrera. Se recomienda realizarla después de haber hecho previamente trabajo de tonificación.

En verano se pueden realizar todos los ejercicios comentados, pero, como  señala nuestro cirujano ortopédico, la natación parece más apetecible en estas fechas de calor.

Asimismo, el especialista nos recuerda la importancia de andar en la playa de manera adecuada. Si caminamos mucho tiempo por arena en pendiente se pueden producir tendinitis y sobrecargas musculares, pero si es un ejercicio moderado en buenas condiciones nos ayudará a fortalecer nuestras piernas y la musculatura de los pies.

¿Desde qué edad hay que cuidar las rodillas?

Parece que siempre cuidamos las cosas cuando empiezan a fallar. Pero un buen trabajo preventivo es eficaz a cualquier edad para tener unas rodillas sanas y fuertes. Desde pequeño se puede enseñar a realizar ejercicios musculares correctamente. Las personas que trabajan con cargas pesadas deben seguir las recomendaciones de los médicos del trabajo para evitar lesiones.

Por otra parte, el Dr. Javier López Valenciano recuerda que las personas con obesidad tienen más riesgo de tener lesiones en las rodillas. “Estamos obligando a una articulación a cargar más peso del que está preparada para soportar, lo que hace que los mecanismos de defensa de la rodilla fallen a largo plazo, se produzcan dolores en las rodillas, los tendones se sobrecarguen y el cartílago articular se degenere antes que en personas sin sobrepeso”, indica el especialista, quien añade que “a cualquier edad el sobrepeso no ayuda a nuestras articulaciones”.

Empezar desde niños a cuidar las rodillas

Por eso es importante practicar deporte desde la infancia, porque “permite desarrollar unas mejores habilidades motrices que durante la edad adulta nos ayudarán a proteger las rodillas”, detalla el Dr. Javier López Valenciano.

No obstante, comenta que hay que tener cuidado con los deportes con giro, como el fútbol, baloncesto, pádel… que tienen más riesgo de producir lesiones de menisco o de los ligamentos, como la rotura del ligamento lateral interno de la rodilla. Aunque en principio, si se realizan de manera habitual y fuera del ámbito competitivo, resultan igualmente saludables. “Parece ser que las rodillas que han realizado actividad deportiva presentan cartílago articular de mayor grosor. Además, al estar habituada a solicitaciones de mayor intensidad, la musculatura responde de manera más rápida y efectiva”.

Buenos hábitos dietéticos

A la hora de cuidar las rodillas, nuestro especialista hace hincapié en el control del sobrepeso, actividad deportiva y llevar un estilo de vida saludable, con una dieta sana y equilibrada que será beneficiosa para nuestras articulaciones y, en general, para nosotros.

El dolor en la rodilla que limita actividades diarias es uno de signos de alarma que indican que las rodillas se están dañando. Ante esta situación, es importante consultar inicialmente con el servicio de Medicina de Familia para que valore la situación e implemente las recomendaciones iniciales.

Si no se diagnostican a tiempo los problemas en las rodillas, ¿pueden evolucionar mal?

Depende del tipo de lesión de rodilla. Según el Dr. Javier López Valenciano, la mayoría suelen ser problemas tendinosos que no tienen por qué evolucionar mal, pero otros procesos, como las lesiones meniscales o de ligamentos de la rodilla, sí que pueden tener repercusión a largo plazo en nuestras articulaciones.

Estas lesiones suelen ser limitantes para nuestras actividades diarias. Incluso las tendinopatías leves de la rodilla pueden producirnos dolor y malestar durante 2 o 3 semanas, lo que puede impedir que hagamos nuestras actividades sociales y laborales habituales.

Dolor de rodilla al subir escaleras, ¿cuándo ir al traumatólogo?

Cuando suben las escaleras, algunas personas pueden notar como un ‘crujido’ en su rodilla; no es un dolor de rodilla lateral interno, sino más bien un chasquido. “El crujido en la rodilla al subir escaleras suele ser un síntoma de una condropatía de la rótula, es decir, de un desgaste del cartílago de la rótula”, explica el Dr. Agustín Serrano, cirujano de la Unidad de Rodilla del Servicio de Traumatología del Hospital de Manises.

En la mayoría de las ocasiones, ese crujido es esporádico y suele mejorar con medicación antiinflamatoria. ¿Qué hacer ante un dolor de rodilla al subir escaleras? Desde el Hospital de Manises, te contamos todo lo que necesitas saber.

¿Cuándo hay que consultar con un traumatólogo por un dolor de rodilla al subir escaleras?

Según comenta nuestro especialista, es recomendable acudir a la consulta de un traumatólogo cuando el dolor de rodilla al subir escaleras o el crujido es:

  • Incapacitante
  • Provoca bloqueos.
  • Produce malestar frecuente.
  • Las molestias son graves.

Ante estos síntomas de dolor de rodilla al subir escaleras que pueden ser el inicio de una posible lesión de rodilla, es fundamental acudir a un especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología para que haga un estudio completo de la rodilla, en el que se incluye una radiografía.

Algunas personas que tienen molestias en la rodilla, que llevan algunos días con antiinflamatorios y yendo al fisioterapeuta, se preguntan por qué no mejoran. En esta situación, el Dr. Agustín Serrano recuerda que si las molestias o el crujido de rodilla es tolerable se puede esperar unas seis o doce semanas hasta consultar con el traumatólogo para iniciar un estudio.

Pero, si el dolor en la rodilla es progresivo, con hinchazón de la rodilla e imposibilidad de caminar, no hay que esperar y hay que acudir cuanto antes al especialista para que pueda valorar la situación y establecer las pautas terapéuticas más indicadas según las características que presente la lesión de rodilla.

¿Cuáles son los tratamientos más frecuentes ante una lesión de rodilla o un dolor de rodilla al subir escaleras?

Una vez determinada la extensión de la lesión de rodilla, con la información proporcionada por las pruebas de imagen y la historia clínica, el especialista decide el tratamiento más adecuado para el paciente.

El tratamiento ante una lesión de rodilla puede ser, por un lado, conservador; con infiltraciones de ácido hialurónico o, por otro lado, quirúrgico, en los casos muy avanzados.

Si, por otro lado, padeces dolor de rodilla al subir escaleras, el tratamiento puede incluir descanso, aplicación de hielo, compresión, elevación, antiinflamatorios, ejercicios de fortalecimiento, sesiones de fisioterapia…

Dolor de rodilla al subir escaleras

Es importante que sepas que el dolor de rodilla al subir escaleras dependerá de la causa subyacente, y la intensidad variará en función de la gravedad de la afección. En cualquier caso, si el dolor en la rodilla persiste o empeora, es importante consultar a un médico o especialista en ortopedia.

Sufro de condromalacia, ¿qué puedo hacer?

La condromalacia se define como un desgaste del cartílago rotuliano y se produce como consecuencia de la colocación de la rótula o de la articulación. Este trastorno puede aparecer si hay problemas de articulación con el fémur, por lo que suele estar detrás de muchos pacientes que presentan dolor de rodilla al subir escaleras.

Para que la articulación funcione de la forma adecuada, intervienen varios elementos, entre los que se encuentran los huesos, los músculos, cómo es la pisada, cómo se camina…

Una vez que se ha diagnosticado la lesión en la rodilla, el mejor tratamiento, según el Dr. Agustín Serrano, es el conservador, con higiene postural, adaptación de la actividad física a sus características somatofuncionales y fisioterapia.

¿Qué hacer si te has operado de la rodilla y te molesta?

Si te has operado y te molesta la rodilla, debes consultar con el traumatólogo que te operó. Nuestro especialista indica que “si las molestias son muy graves y con una gran limitación de la actividad, se debe acudir a urgencias del centro hospitalario donde se ha llevado a cabo la intervención”.

Dolor de rodilla la subir escaleras

Es importante tener en cuenta no tomar ninguna medicación adicional a la propia para mitigar el dolor. En este contexto, el Dr. Agustín Serrano es tajante, “no se debe tomar ningún otro tratamiento hasta que no te valore un traumatólogo de tu hospital”. Además, añade que “especialmente, se debe evitar el tratamiento antibiótico”.

¿Se puede operar el quiste de Baker?

El quiste Baker es una especie de bulto que contiene líquido en su interior y se localiza detrás de la rodilla. Si la rodilla produce una cantidad mayor de líquido sinovial, éste se acumula en la parte posterior de la rodilla formando el quiste. Tal y como comenta nuestro traumatólogo, el quiste de Baker es consecuencia de una patología determinada, generalmente una lesión del menisco o una condropatía.

Por eso, hay que tratar la causa. Solo en quistes especialmente voluminosos y crónicos está indicada la escisión directa.

Síntomas del quiste de Baker

Los síntomas más comunes del quiste de Baker son:

  • Inflamación en la parte de atrás de la rodilla.
  • Dolor en la articulación.
  • Rigidez en la rodilla.
  • No poder flexionar completamente la rodilla por el dolor que produce ese movimiento.

Estos síntomas pueden ser más agudos cuando se ha permanecido mucho tiempo de pie y después de realizar ejercicio.

Así que si después de practicar deporte, sientes dolor detrás de la rodilla y notas que te ha salido un “bulto”, debes consultar a un especialista en Traumatología para que valore tu caso. Si considera que el quiste tiene un tamaño suficiente para impedirte realizar tus actividades de forma cómoda, tu traumatólogo valorará la posibilidad de eliminar el quiste drenando el líquido de su interior y prescribiendo una pauta de fisioterapia que ayude a mejorar el estado de tu rodilla.

¿Padeces dolor en la rodilla? Nuestros especialistas estarán encantados de estudiar tu caso. Agenda aquí tu cita con traumatología. 

Enfermedad de Osgood-Schlatter: El reposo deportivo es la clave para controlarla

La enfermedad de Osgood-Schlatter hace referencia a una lesión de rodilla en la zona de crecimiento del hueso donde se ancla el tendón rotuliano. Se da especialmente en adolescentes con un nivel de actividad física elevado y es más frecuente en los chicos que en las chicas: en ellas aparece en edades más tempranas, entre los 8 y 12 años, y en ellos, entre los 12-15 años, debido a una maduración ósea más precoz.

El tratamiento para la enfermedad de Osgood-Schlatter generalmente es conservador y se lleva a cabo durante el crecimiento, ya que cuando termina, casi siempre, cesan las molestias. En casos excepcionales puede ser necesaria una intervención quirúrgica para remodelar la zona ósea en la parte de la tibia proximal. 

Cómo reconocer la enfermedad de Osgood-Schlatter

El Dr. Marco Strauch Leira, jefe de nuestro Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, explica que la enfermedad de Osgood-Schlatter hay que diferenciarla de la enfermedad o síndrome de Sinding-Larsen-Johansson, que es su homónimo a nivel del polo inferior de la rótula. Es decir, una lesión similar pero que, en lugar de producirse en la región baja del tendón rotuliano en su inserción en la tibia, se produce en la parte alta al insertarse en la rótula. Además, también aparece en adolescentes y conlleva un tratamiento muy parecido.

Según explica nuestro traumatólogo, el tratamiento de la enfermedad de Osgood-Schlatter es conservador y consiste en:

  • Aplicar frío local.
  • Antiinflamatorios por vía oral.
  • Técnicas de rehabilitación y fisioterapia.
  • Lo más importante: reposo deportivo hasta que cese el dolor o se modifique la actividad, si es necesario.

“Algunos casos que no responden al tratamiento podrían requerir la inmovilización de la rodilla con una férula de yeso u órtesis, incluso hasta 6 semanas”.  

Nuestro especialista insiste en la importancia de explicar a los pacientes y los padres que se trata de una enfermedad recidivante e, incluso, que podría pasar en la rodilla contraria, pero que se resuelve sola con el tiempo al concluir el crecimiento en dicha zona y cerrarse las fisis o cartílagos de crecimiento

Osgood-Schlatter

Para evitar o disminuir la recidiva, se recomienda la utilización de cinchas rotulianas, que son unas cintas que ejercen presión en el tendón rotuliano disminuyendo la fuerza ejercida a nivel de su inserción y a nivel de la tibia y, por tanto, disminuyen la tracción en la fisis o cartílago de crecimiento que genera el dolor. 

¿Es recomendable operar con la enfermedad de Osgood-Schlatter?

En aquellos pacientes en los que no ha resultado efectivo el tratamiento conservador, sí que requerirán de una intervención quirúrgica para resolver la enfermedad de Osgood-Schlatter

Sin embargo, “como traumatólogos, tenemos que estar muy seguros de que este tratamiento se ha llevado a cabo de forma correcta, remitiendo a los pacientes a equipos de rehabilitación y fisioterapia si fuese necesario. De esta forma, evitaremos indicaciones quirúrgicas innecesarias en pacientes jóvenes con la enfermedad de Osgood-Schlatter”. 

El tratamiento quirúrgico va encaminado y tiene el objetivo de cerrar la fisis o cartílago de crecimiento; es decir, generar su osificación temprana. De esta forma, “evitamos el dolor producido por la tracción del tendón rotuliano sobre ella”, apunta el Dr. Strauch, quien añade que “la cirugía consiste en rascar o perforar dicha fisis y fijarla de forma temporal con uno o varios tornillos. Con ello, destruimos el cartílago de crecimiento y fomentamos su osificación”. 

Tal y como recuerda el Dr. Strauch, algunos pacientes con la enfermedad de Osgood-Schlatter que han seguido un tratamiento conservador deben operarse en la edad adulta, situación que también se puede dar en los que la enfermedad genera osículos, que son pequeños fragmentos libres que no se fusionaron correctamente con el resto de la tibia. Estos osículos pueden producir dolor en la región baja del tendón rotuliano y tendinitis recidivantes, por eso es necesaria la resección quirúrgica para eliminar los síntomas de osgood schlatter adultos

Recuperación tras cirugías en pacientes con la enfermedad de Osgood-Schlatter

La recuperación tras una operación de rodilla suele ser rápida, pues no son muy lesivas y se llevan a cabo en pacientes jóvenes con una capacidad de curación muy buena. El proceso de recuperación viene marcado por la correcta cicatrización de la intervención y el seguimiento se realiza en consulta externa. 

El objetivo en la primera fase del postoperatorio de rodilla es:

  • Recuperar la movilidad.
  • Proteger la zona intervenida.
  • Evitar la atrofia muscular producto de la inactividad. 

En una segunda fase, hay que:

  • Potenciar la musculatura.
  • Trabajar la propiocepción para que el paciente vaya recuperando las sensaciones a la hora de practicar ejercicio físico. 

Finalmente, “hay que centrarse en reintroducir progresivamente la actividad física. Se trata de un proceso que suele requerir unos 3 meses para realizarlo de manera adecuada”, concluye nuestro traumatólogo

Ahora que ya conoces un poco más en qué consiste la enfermedad de Osgood-Schlatter, quizá también te resulte interesante saber cómo debes cuidar tus rodillas, para evitar futuras lesiones. Es importante realizar los estiramientos y ejercicios adecuados para cuidar las articulaciones y prevenir cualquier tipo de lesión. Desde Hospital de Manises, estaremos encantados de informarte y ayudarte con cualquier consulta, ¡contacta con nosotros!  

 

La preparación es clave para evitar lesiones practicando esquí o snowboard

Las lesiones musculares y tendinosas en miembros inferiores son conocidas como la lesión del esquiador más comunes. Estas lesiones pueden variar en gravedad y presentar desafíos únicos para la recuperación, en función de la forma física del deportista que lo practica. 

Es importante acudir a un especialista médico en caso de notar algún síntoma de dolor muscular que persiste durante un tiempo prolongado.

Lesiones de rodilla

Grupos de lesiones según tu deporte de invierno

Existen dos grupos de lesiones, patologías que podemos encontrar en las personas que se dedican, por ocio o profesionalmente, a practicar este deporte de nieve.

Primer grupo: Esquí

En el primer grupo de lesiones del esquiador nos podemos encontrar contracturas o roturas. Ambas suelen deberse a una carga excesiva o a una falta de preparación antes de la actividad. “Las lesiones tendinosas suelen aparecer horas después en forma de tendinitis y se ocasionan igualmente por una demanda excesiva de los músculos de las piernas ante un trabajo al que no están acostumbrados a realizar”, explica el Dr. Javier López Valenciano, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de nuestro hospital, quien recomienda realizar una adaptación progresiva al  esfuerzo que vayamos a hacer y un calentamiento correcto, más aún teniendo en cuenta que se realiza al aire libre con bajas temperaturas. 

Según nuestro especialista, en el esquí predominan las lesiones en ligamentos de la rodilla y fracturas en miembros inferiores, debido a caídas con botas fijas.

Por otro lado, también predomina la clásica lesión del pulgar del esquiador, también conocida como “pulgar de esquiador” o “esguince del pulgar”. Este tipo de lesión del esquiador, específica de la articulación metacarpofalángica del pulgar, puede surgir de caídas o de atrapar el pulgar en la correa de sujeción del bastón durante una caída.

Segundo grupo: Snowboard

En el segundo grupo y con una situación similar, están las personas que practican snowboard, donde las lesiones musculares y tendinosas predominarán en la región lumbar y en los tobillos

Las lesiones en miembros superiores como la lumbar, se producen, dado que las extremidades superiores son comúnmente utilizadas para amortiguar y detener el impacto durante una caída, ya sea extendiendo los brazos para intentar evitar el choque o al entrar en contacto con el suelo de manera involuntaria, se encuentran en una posición vulnerable para sufrir lesiones.

Por otro lado, las lesiones de tobillo se pueden dar por factores como un ajuste inadecuado de las botas de snow, terrenos irregulares o técnicas de snowboard incorrectas pueden aumentar el riesgo. Adoptar prácticas seguras, cómo elegir el calzado adecuado, ajustar las botas correctamente y aprender las técnicas de caída adecuadas, son pasos esenciales para prevenir lesiones.

Esto no quiere decir que no se puedan producir fracturas de miembros superiores practicando esquí, pero sí que es más probable encontrar éstas tras caídas practicando snowboard y viceversa.

¿Cómo evitar la clásica lesión del esquiador?  

A la hora de practicar estos deportes de invierno, los grupos musculares que más se trabajan son los de los miembros inferiores, pero también habrá un alto componente de trabajo de la faja abdominal y de la musculatura lumbar. Ya que son los principales estabilizadores de posición y equilibrio.

Para estar preparados y evitar lesiones de rodilla provocadas por un mal gesto o una caída esquiando, el Dr. López Valenciano recomienda realizar una actividad de tonificación en el gimnasio durante las 6/8 semanas previas. “Esto nos prevendrá de lesiones por sobrecarga, pero aunque realicemos esta actividad al practicar un deporte que llevamos tiempo sin ejercitar se debe empezar de manera progresiva, ya que hasta que no se realizan gestos específicos de un deporte no se generan las mejoras musculares propias del mismo”.

Tienes que saber que el frío influye en esta lesiones, sobre todo las roturas musculares y esguinces de rodilla, ya que al existir una menor temperatura exterior, al cuerpo le cuesta más tiempo llegar a la viscoelasticidad de los tejidos, por lo tanto el calentamiento tiene que ser mínimo de 15 minutos con ejercicios similares a los que se van a realizar pero de menor intensidad.

Evitar lesión de rodilla esquí: 5 claves básicas 

Además de la clásica lesión del esquiador, localizada en el pulgar, evitar lesiones en las rodillas mientras practicas esquí es crucial para disfrutar de este deporte de invierno de manera segura y prolongada. Desde el Hospital de Manises queremos acercarte cinco claves básicas para reducir el riesgo de lesiones en las rodillas al esquiar:

Fortalecimiento muscular:

  • Antes de la temporada de esquí, realiza ejercicios específicos para fortalecer los músculos que rodean las rodillas, como los cuádriceps, los isquiotibiales y los músculos abductores.
  • Incluye ejercicios de equilibrio y estabilidad para fortalecer los músculos estabilizadores de la rodilla.

Técnica adecuada:

  • Aprende y perfecciona la técnica correcta de esquí. Tomar lecciones con un instructor experimentado puede ser beneficioso para mejorar tu técnica y reducir la carga en tus rodillas.
  • Mantén las rodillas ligeramente flexionadas y alineadas con los pies mientras esquías.

Equipamiento adecuado:

  • Asegúrate de que tus botas de esquí estén bien ajustadas y que el equipo esté correctamente configurado. Un ajuste adecuado ayuda a prevenir lesiones al mantener tus pies y piernas en una posición óptima.
  • Utiliza protectores para las rodillas o rodilleras para proporcionar un soporte adicional.

Calentamiento y estiramientos:

  • Antes de esquiar, realiza un calentamiento adecuado que incluya ejercicios cardiovasculares suaves y estiramientos específicos para los músculos que se utilizan en el esquí.
  • Después de esquiar, realiza estiramientos para mejorar la flexibilidad y ayudar en la recuperación muscular.

Condiciones de la pista:

  • Presta atención a las condiciones de la pista y ajusta tu velocidad a la visibilidad y a la calidad de la nieve.
  • Evita terrenos irregulares y peligrosos que puedan aumentar el riesgo de torceduras o lesiones en las rodillas.

En definitiva, la preparación desempeña un papel fundamental en la prevención de lesiones al practicar esquí o snowboard. Estas actividades de invierno requieren no sólo habilidades técnicas, sino también un cuerpo fuerte y flexible para enfrentar los desafíos de las pistas.

El calentamiento debe ser específico para cada persona y deporte

Los deportes en los que las rodillas corren más peligro son aquellos en los que existe un alto impacto (correr, gimnasia artística), un sobreuso prolongado (ciclismo) o implican rangos de movimientos elevados (karate, taekwondo). En estos se suele ver una mayor incidencia de lesiones ligamentosas y tendinosas. Sin embargo, “aún no está del todo claro cuáles están más asociados al desarrollo de artrosis a largo plazo, puesto que los estudios en corredores de maratón que llegan a edad avanzada muestran que tienen menos artrosis que sus coetáneos sedentarios o de otras disciplinas deportivas”, puntualiza nuestro especialista del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, el Dr. Javier López Valenciano.

El principal factor para amortiguar ese daño es realizar un trabajo preventivo acorde a las demandas físicas de la disciplina deportiva (trabajo de fuerza, propioceptivo y pliométrico). Por eso, es fundamental realizar una valoración inicial y evolución por parte de un profesional en Ciencias del Deporte para conocer el estado músculo-articular y controlar la carga de entrenamiento.

 

Diferencias por sexo

Las diferencias anatómicas, fisiológicas y hormonales entre sexos hacen que el riesgo de sufrir lesiones de rodilla sea diferente. Por ejemplo, según explica el cirujano, “las mujeres tienen una tendencia mucho mayor a lesiones articulares de la rodilla (lesiones del ligamento cruzado anterior y dolores de la zona anterior de rodilla), mientras que los hombres tienden a sufrir más lesiones músculo-tendinosas de las zonas limítrofes de la rodilla debido al mayor porcentaje de masa muscular”.

Estos factores van a ser determinantes a la hora de plantear el calentamiento y los ejercicios a desarrollar. Está demostrado científicamente que conforme aumenta la edad, se incrementa la rigidez articular y muscular y, por tanto, se necesita mayor tiempo de calentamiento para alcanzar un estado óptimo de pre-entrenamiento o de competición.

En el mismo sentido, la sobrecarga ocasionada por el peso provoca un mayor estrés sobre las estructuras articulares, por lo que se recomienda un buen calentamiento con bajo impacto, evitando en la medida de lo posible ejercicios de gran impacto, como saltar, correr…

Un factor importante a tener en cuenta es el estado previo de forma/condición física de la persona, puesto que una adaptación al ejercicio es fundamental para soportar de manera menos traumática la actividad y el calentamiento.

Aunque parece obvio, el Dr. López Valenciano no quiere dejar pasar por alto el hecho de que, si una persona corre habitualmente, caminar no le supone ningún estrés y podría empezar a andar antes de iniciar la carrera o con el calentamiento específico. Sin embargo, “el problema lo encontramos con la población sedentaria, con muy baja condición física o que pasa la mayor parte del tiempo sentada. En estos casos ya el inicio de la marcha supone un cambio bastante brusco que requiere una previa activación con ejercicios de movilidad articular”.

Por su parte, para las personas que han superado una lesión, el reinicio de la actividad física debe estar pautado por especialistas. Así, “una vez superada la lesión y con el alta del equipo rehabilitador, debemos ponernos en manos de profesionales de la readaptación deportiva o especialistas en Ciencias del Deporte para que guíen el proceso. La tolerancia al ejercicio y al dolor serán los pasos principales que marquen esa reanudación del ejercicio físico, empezando siempre con ejercicios de bajo impacto y carga, progresando hacia ejercicios más específicos de la disciplina deportiva que se quiere practicar”.

Calentamiento de rodillas: Hay que preparar al cuerpo para las cargas a las que se expone con el ejercicio

Como es evidente, es necesario preparar el cuerpo para las demandas del ejercicio al que se somete. El calentamiento de rodillas implica la realización de una serie de ejercicios diseñados para aumentar el flujo sanguíneo en la zona a ejercitar, incluyendo movilidad articular, actividad cardiovascular, y estiramientos dinámicos. El propósito de este calentamiento de rodillas es aclimatar al cuerpo a las cargas que enfrentará durante el ejercicio, ya que cambios bruscos pueden provocar un estrés excesivo en la rodilla, aumentando el riesgo de lesiones.

El Dr. Javier López Valenciano, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de nuestro hospital, recomienda calentar las rodillas con ejercicios similares a los que se van a realizar, pero con una menor intensidad. “Un ejemplo sería antes de salir a correr, realizar una movilidad de las articulaciones implicadas (tobillo-rodilla-cadera) y correr a una intensidad baja para aumentar la temperatura del cuerpo. Si la actividad requiriese una alta intensidad, se podrían añadir períodos cortos de intensidad progresiva”, detalla el especialista.

Lesiones de rodilla

¿Qué pasa si no se hace un buen calentamiento de rodillas?

La falta de un calentamiento previo al ejercicio físico acarrea diversos problemas. El cirujano Javier López señala la limitación de la elasticidad muscular y articular, el retraso en el suministro de oxígeno a las áreas involucradas y una deficiente transferencia del impulso nervioso como algunos de ellos. Esta situación aumenta significativamente el riesgo de lesiones.

“Además, a nivel deportivo se ha demostrado que la ausencia de un calentamiento de rodillas reduce el rendimiento y las capacidades psicológicas del deportista”.

De manera general, si no haces un buen calentamiento de rodillas antes de ejercitarlas, puedes experimentar varios problemas, como:

  • Lesiones musculares: Los músculos fríos y tensos son más propensos a sufrir lesiones, como tirones o desgarros.
  • Lesiones en las articulaciones: Las articulaciones que no están bien preparadas pueden sufrir más estrés durante el ejercicio, lo que aumenta el riesgo de lesiones en los ligamentos, tendones o cartílagos.
  • Disminución del rendimiento: Sin un calentamiento adecuado, es probable que tu rendimiento durante el ejercicio sea inferior, ya que los músculos pueden tardar más en responder y no funcionar de manera óptima.
  • Malestar y rigidez: La falta de calentamiento puede provocar rigidez y malestar en las rodillas, lo que puede hacer que el ejercicio sea incómodo e incluso doloroso.

En cualquier caso, es importante adecuar el calentamiento a la actividad que se va a realizar. “Está claro que no podemos comparar las demandas de un deporte de lucha con un deporte de resistencia, puesto que las cadenas musculares implicadas son diferentes; sin embargo, los beneficios del calentamiento son los mismos en ambas. Por ejemplo, en los deportes de lucha se requiere un calentamiento específico tras el calentamiento general enfocado a las acciones que se van a realizar en competición e incrementando la intensidad de forma progresiva”, detalla el Dr. López Valenciano.

Cuando debe durar el calentamiento de rodillas antes de hacer ejercicio

Calentar las rodillas antes de correr es crucial para prevenir lesiones y maximizar el rendimiento. Los últimos estudios en el campo del calentamiento indican que dedicar más de 25 minutos a esta preparación puede tener efectos negativos.

Para el calentamiento general de las rodillas, se sugiere un tiempo de 10-15 minutos, dependiendo de la disciplina. En disciplinas técnicas, este período no debe exceder los 10 minutos, mientras que en disciplinas de resistencia, se recomienda no sobrepasar los 15 minutos. En ningún caso se debe superar el límite de 25 minutos, siendo el tiempo ideal hasta 20 minutos como máximo.

Además, es aconsejable finalizar el calentamiento dentro de los 10 minutos previos a la competición, ya que períodos más largos pueden afectar el rendimiento al inicio de la prueba.

Cómo calentar las rodillas 

Los ejercicios de calentamiento se tienen que adaptar al clima. En ambientes calurosos o de alta humedad, se requiere menos tiempo de calentamiento. Esto es debido a que el cuerpo alcanza la temperatura recomendada en poco tiempo, por tanto, las capacidades viscoelásticas de los músculos y articulaciones se adaptan mucho antes. 

Por su parte, en los ambientes fríos o secos se incrementa la rigidez articular y es necesario un calentamiento más prolongado y con una progresión de la intensidad muy controlada. Se aconseja incluso llevar ropa extra (siempre con sensatez) antes de competir para ayudar al organismo a subir la temperatura.

Existen varios tipos de ejercicios que son efectivos para calentar las rodillas antes de realizar actividad física. 

  • Movilidad articular: Realiza movimientos de rodilla circulares suaves en todas las direcciones: flexión y extensión, rotación interna y externa, y movimientos de lado a lado.
  • Estiramientos dinámicos: Realiza estiramientos dinámicos que impliquen los músculos que rodean las rodillas, como los cuádriceps, los isquiotibiales, los músculos de la pantorrilla y los músculos de la cadera. Por ejemplo, estocadas, estiramientos de cuádriceps, y estiramientos de isquiotibiales.
  • Ejercicios de fortalecimiento: Realiza ejercicios de fortalecimiento que involucren los músculos que estabilizan y sostienen las rodillas, como sentadillas, zancadas, elevaciones de talones y puentes de cadera.
  • Cardio ligero: Realiza actividad cardiovascular ligera, como trotar en el lugar o saltar a la cuerda, para aumentar la temperatura corporal y preparar el sistema cardiovascular para el ejercicio.
  • Ejercicios de equilibrio y coordinación: Realiza ejercicios que desafían el equilibrio y la coordinación, como el paso lateral con salto, el caminar sobre una línea recta, o el uso de una tabla de equilibrio.

Estiramientos de rodilla después del ejercicio, ¿sí o no? 

Según nuestro especialista, existe controversia sobre la conveniencia de realizar estiramientos después de concluir la práctica de ejercicio físico. Por lo tanto, es importante preguntarse ¿cuándo es el momento adecuado?, ¿qué tipo de estiramientos se deben hacer? “Una revisión científica reciente sugiere que los estiramientos post-ejercicio no son completamente recomendables debido a la sobrecarga o rigidez muscular causada por el ejercicio, especialmente después de sesiones intensas, donde incluso podrían provocar rupturas musculares. Por lo tanto, se aconseja esperar un tiempo prudente para permitir que los músculos se relajen antes de realizar estiramientos, lo cual es mejor hacer durante la ducha”.

En este sentido, es importante tener en cuenta que los estiramientos pasivos prolongados pueden resultar perjudiciales, por lo que se recomienda comenzar con estiramientos dinámicos muy suaves y estiramientos pasivos de corta duración, de aproximadamente 5 segundos.

En definitiva, el calentamiento adecuado de las rodillas antes del ejercicio es crucial para preparar el cuerpo para las demandas físicas que enfrentará. Al implementar una rutina de calentamiento específica, se pueden reducir significativamente los riesgos de lesiones y maximizar el rendimiento.

Dedicar tiempo a estirar y fortalecer los músculos alrededor de las rodillas no sólo mejora la movilidad y la estabilidad, sino que también promueve una experiencia de ejercicio más segura y efectiva a largo plazo. Recuerda, cuidar tus rodillas hoy garantiza que puedas seguir disfrutando de una vida activa y saludable mañana.