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¿En qué consiste la cirugía de menisco?

La cirugía de menisco consiste en una cirugía mínimamente invasiva que se lleva a cabo mediante pequeñas incisiones en la rodilla, permitiendo remover y estabilizar la lesión del menisco.

Esta cirugía puede ser compleja y va desde la sutura meniscal, la resección parcial o meniscectomía, hasta los trasplantes de menisco. Según el Dr. Marco Strauch Leira, jefe de nuestro Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, generalmente la cirugía de menisco se realiza siempre por vía artroscópica, es decir, por pequeños portales en la rodilla y sin abrir la articulación.

Tipos de lesiones de menisco

Tanto el método de cirugía como el momento idóneo para llevar a cabo una cirugía de menisco dependerá principalmente del tipo de lesión. De manera general podríamos dividirlas en lesiones suturables o no suturables.

  • Lesiones suturables: en general, cuanto antes se lleve a cabo la cirugía, es mejor, ya que la viabilidad del tejido meniscal será mayor y la técnica quirúrgica suele ser más sencilla. “Si esperásemos mucho tiempo, por ejemplo varios meses, podría convertirse en una lesión irreparable, como pasaría con las roturas en asa de cubo luxadas”, detalla nuestro especialista.
  • Lesiones no suturables: incluyen roturas en pico de loro, oblicuas, degenerativas, algunas horizontales… La intervención podría demorarse todo el tiempo que el paciente necesite, siempre y cuando tolere bien los síntomas que la lesión pueda generarle. En éstas, el tratamiento consiste en la resección del fragmento meniscal roto o meniscectomía.

Dentro de las no suturables hay un tipo de lesiones en las que se recomienda esperar un mínimo de 6 meses para tratarlas: las lesiones meniscales degenerativas. “Esto es debido a que gran parte de ellas dejan de doler y dar síntomas tras dicho periodo, siendo suficiente un buen tratamiento conservador, consistente en antinflamatorios, reposo deportivo, rehabilitación e infiltraciones”, comenta el Dr. Strauch Leira.

No obstante, otros casos, mucho menos frecuentes, suelen requerir una cirugía de relativa urgencia. Se trata de lesiones meniscales que generen un bloqueo para la extensión por interposición del fragmento meniscal roto y, por tanto, generan mucha limitación funcional.

Tiempo de recuperación de una cirugía de menisco

Según nuestro cirujano, la recuperación de la cirugía de menisco depende, principalmente, de si realizamos una meniscectomía simple (quitar la parte del menisco roto), o una sutura o fijación meniscal.

En el primer caso, la recuperación es mucho más rápida, ya que no hay limitación para el apoyo ni para el rango de movilidad tras la cirugía. Por lo que la recuperación depende simplemente de la resolución de la inflamación y del derrame articular posterior a la cirugía. Se puede realizar vida completamente normal a las 2-4 semanas, aproximadamente.

En el segundo caso, podría alargarse un mínimo de 3 meses, permitiendo una vida activa y deportiva normal a partir de los 6-9 meses. Generalmente se limita la movilidad con una ortesis en un rango de 0º-90º, que en algunos casos puede ser algo menor. También podría limitarse el apoyo total o parcialmente hasta 6 semanas en el caso de lesiones radiales suturadas, lesiones de la raíz meniscal reancladas, trasplantes meniscales,…

Por otro lado, tal y como indica nuestro especialista, la recuperación también vendrá condicionada por la existencia de alguna otra lesión asociada que se repare en el mismo acto quirúrgico, como una lesión del ligamento cruzado anterior o posterior, una lesión condral o una corrección del eje de la pierna.

Postoperatorio cirugía de menisco

Es evidente que el reposo es uno de los principales puntos a seguir después de cualquier tipo de cirugía. Sin embargo, se ha comprobado que mantener las articulaciones en reposo e inmovilizar la zona aumenta la atrofia de los músculos y favorece el riesgo de rigidez postquirúrgica. Por este motivo, es muy recomendable realizar movimientos progresivos, que mejoren el riego sanguíneo de las articulaciones, siempre y cuando no impliquen un riesgo para la cirugía o no exista riesgo de provocar otra lesión.

Por otro lado, es importante llevar a cabo una buena higiene de las heridas, evitando una posible infección. En este sentido, es recomendable mojar las heridas y utilizar apósitos tipo film que las cubra cuando no sea posible seguir esa medida.

Artrosis de rodilla: qué es, síntomas y tratamiento

La artrosis es la pérdida del cartílago en una articulación y el desarrollo de mecanismos de defensa por parte de nuestro organismo en esa articulación para estabilizarla.

Según explica el Dr. Javier López Valenciano, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital de Manises, esto implica que los mecanismos de amortiguación de la articulación se pierden, y poco a poco se pierde también su forma, movilidad y función. Todo este proceso hace que se sufra, de manera progresiva, dolor, rigidez y deformidad.

La artrosis de rodilla suele aparecer con dolor a partir de 6ª o 7ª década de la vida, aunque hay gente de mayor edad que no llega a presentarlo nunca y gente más joven en la que sí aparece.

Tal y como detalla nuestro cirujano ortopédico, estadísticamente la artrosis de rodilla es algo más frecuente en mujeres, aunque se puede ver en ambos sexos.

Factores de riesgo para la aparición de artrosis de rodilla

Las principales causas detonantes de la aparición de la artrosis de rodilla son:

  • El peso, los kilos de más.
  • La edad.
  • Los estilos de vida con sobreuso de una articulación; es decir, movimientos repetitivos con peso sobre una articulación de manera prolongada durante los años.

Esto sería en el caso de artrosis de rodilla primaria. Pero también hay que recordar que también se puede desarrollar artrosis de rodilla secundaria después de enfermedades reumáticas, accidentes, fracturas o lesiones deportivas a largo plazo.

¿Cuáles son los síntomas más frecuentes de la artrosis de rodilla?

El principal síntoma de la artrosis de rodilla es el dolor. “Esto no quiere decir que toda persona con dolor tenga artrosis de rodilla, pero sí que es el síntoma más característico”, indica el Dr. Javier López Valenciano.

Con el paso del tiempo también se produce una pérdida de movilidad en la articulación y deformidades secundarias a la inflamación y pérdida de soporte mecánico.

dolor artrosis de rodilla

¿Cuándo hay que consultar con un especialista?

Se recomienda consultar cuando el dolor en la rodilla sea continuo e imposibilite realizar actividades diarias.

Además, debe tener una duración de tiempo prolongada, ya que en muchas ocasiones dolores tendinosos pueden producir dolor que dure 3 o 4 semanas y después de este tiempo solucionarse sin necesitar tratamiento.

Grados o tipos de artrosis de rodilla

Existen grados de clasificación radiológica de la artrosis de rodilla.

Sin embargo, en la práctica clínica lo más importante es la presencia de dolor y síntomas asociados que producen una limitación en el estilo de vida.

¿Se puede prevenir su aparición?

Sí, se puede prevenir la aparición de la artrosis de rodilla. Un peso adecuado y una actividad deportiva regular ayudan a proteger las articulaciones de la sobrecarga mecánica y a tener unos  músculos con una respuesta rápida como defensa ante eventos inesperados.

Tratamiento de la artrosis de rodilla

“El tratamiento de la artrosis de rodilla se basa inicialmente en medidas dietéticas, pérdida de peso, actividad deportiva, descarga de la articulación, cuando exista dolor, y medicación analgésica cuando se requiera”, comenta nuestro cirujano ortopédico.

Añade que en segundo lugar se pueden realizar infiltraciones para el control del dolor, y en último lugar estaría la implantación de una prótesis de rodilla u otro tipo de intervenciones quirúrgicas que se realizan según la edad y los síntomas presentes”.

El Dr. Javier López Valenciano explica que la implantación de prótesis de rodilla, “es la técnica que con más frecuencia utilizamos en esta patología”.

Consiste en la retirada del hueso y cartílago dañados y sustituirlos por unas superficies metálicas en fémur y tibia, y un polietileno interpuesto entre ambas superficies.

¿Cuánto suele tardar la recuperación?

La recuperación de una cirugía de una prótesis de rodilla es muy dolorosa y depende en gran medida de la voluntad del paciente. Deben mover en el mayor rango articular posible, aunque exista dolor, desde el primer día.

La duración de esta recuperación suele ser de unos dos a seis meses, dependiendo de los casos, aunque es frecuente encontrar molestias hasta el año post-intervención.

Rehabilitación tras la cirugía de artrosis de rodilla

El Servicio de Rehabilitación del Hospital de Manises ayuda a los pacientes intervenidos por artrosis de rodilla en este proceso, “aunque los mejores resultados los encontramos en los pacientes que además de realizar las sesiones con ayuda en el hospital o centro de salud, luego en el  domicilio son disciplinados y siguen con los ejercicios que los compañeros de rehabilitación y fisioterapia les han indicado”, comenta nuestro especialista.

¿Cuándo se puede empezar a hacer ejercicio físico tras la cirugía?

Se puede empezar con supervisión de los fisioterapeutas, en cuanto ellos lo indiquen aquí en el centro. Luego, de manera independiente y en casa, pueden realizar actividades como bicicleta, elíptica o deportes relacionados con la natación en cuanto la herida esté totalmente cerrada.

¿Hay algún deporte que esté contraindicado en artrosis de rodilla?

En pacientes con artrosis de rodilla no se recomiendan deportes con carga o saltos, como correr, pádel, fútbol…, ya que llevan a un desgaste precoz de la prótesis y son más propensos a sufrir lesiones de rodilla.

“Lo que está totalmente contraindicado es el uso de máquinas de vibración que existen en algunos gimnasios, ya que producen una separación entre el hueso y el metal de la prótesis y habría que cambiar la prótesis”, asegura el Dr. Javier López Valenciano.

El resto de deportes estarían recomendados, tanto para la recuperación como posteriormente, para disminuir molestias y prolongar la vida útil de la prótesis de rodilla, al mejorar la masa muscular y ayudar a un control de peso del paciente.

Desde Hospital de Manises, y nuestra unidad de rodilla, te acompañamos durante todo el proceso de artrosis y el postoperatorio. Consulta con tu especialista cogiendo cita ya. ¡Te esperamos!

Evitar lesiones de rodilla y consejos para fortalecerlas

Las lesiones de rodillas suelen ser incapacitantes a ciertas edades, mermando la calidad de vida y limitando las actividades diarias. Cuidarlas y protegerlas puede ayudarnos a tenerlas fuertes y sanas, y a prevenir lesiones.

¿Cuáles son los movimientos que más pueden lesionar las rodillas?

Cualquier movimiento con una carga excesiva puede lesionar nuestras rodillas. Un ejemplo que pone el Dr. Javier López Valenciano, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología del Hospital de Manises, es un golpe desde el lateral con la pierna apoyada, “pero sobre todo, son los movimientos fuera del rango articular los que más riesgo presentan, como por ejemplo posiciones de cuclillas”.

Las lesiones de rodilla pueden aparecer a cualquier edad. Sin embargo, “cuanto más jóvenes somos más capacidad de regeneración tenemos, por lo que, aunque se presenten, suelen solucionarse sin necesidad de actuación por nuestra parte”.

Está claro que todo el trabajo muscular de fortalecimiento ayuda a defender nuestras articulaciones de posibles lesiones. Esto se debe a que las articulaciones, por su forma, y los ligamentos, tienen un control estático. Por su parte, los músculos y tendones de las rodillas ayudan a protegerlas durante movimientos forzados o repentinos.

¿Cómo se pueden fortalecer las rodillas?

Cualquier deporte ayuda, si bien los deportes sin giros forzados nos permiten fortalecerlas sin un riesgo elevado de lesión de menisco o de rotura de ligamentos de la rodilla. Entre los deportes que pueden ayudar están:

  • El trabajo muscular en gimnasio.
  • Bicicleta
  • Elíptica.
  • Natación.
  • Carrera. Se recomienda realizarla después de haber hecho previamente trabajo de tonificación.

En verano se pueden realizar todos los ejercicios comentados, pero, como  señala nuestro cirujano ortopédico, la natación parece más apetecible en estas fechas de calor.

Asimismo, el especialista nos recuerda la importancia de andar en la playa de manera adecuada. Si caminamos mucho tiempo por arena en pendiente se pueden producir tendinitis y sobrecargas musculares, pero si es un ejercicio moderado en buenas condiciones nos ayudará a fortalecer nuestras piernas y la musculatura de los pies.

¿Desde qué edad hay que cuidar las rodillas?

Parece que siempre cuidamos las cosas cuando empiezan a fallar. Pero un buen trabajo preventivo es eficaz a cualquier edad para tener unas rodillas sanas y fuertes. Desde pequeño se puede enseñar a realizar ejercicios musculares correctamente. Las personas que trabajan con cargas pesadas deben seguir las recomendaciones de los médicos del trabajo para evitar lesiones.

Por otra parte, el Dr. Javier López Valenciano recuerda que las personas con obesidad tienen más riesgo de tener lesiones en las rodillas. “Estamos obligando a una articulación a cargar más peso del que está preparada para soportar, lo que hace que los mecanismos de defensa de la rodilla fallen a largo plazo, se produzcan dolores en las rodillas, los tendones se sobrecarguen y el cartílago articular se degenere antes que en personas sin sobrepeso”, indica el especialista, quien añade que “a cualquier edad el sobrepeso no ayuda a nuestras articulaciones”.

Empezar desde niños a cuidar las rodillas

Por eso es importante practicar deporte desde la infancia, porque “permite desarrollar unas mejores habilidades motrices que durante la edad adulta nos ayudarán a proteger las rodillas”, detalla el Dr. Javier López Valenciano.

No obstante, comenta que hay que tener cuidado con los deportes con giro, como el fútbol, baloncesto, pádel… que tienen más riesgo de producir lesiones de menisco o de los ligamentos, como la rotura del ligamento lateral interno de la rodilla. Aunque en principio, si se realizan de manera habitual y fuera del ámbito competitivo, resultan igualmente saludables. “Parece ser que las rodillas que han realizado actividad deportiva presentan cartílago articular de mayor grosor. Además, al estar habituada a solicitaciones de mayor intensidad, la musculatura responde de manera más rápida y efectiva”.

Buenos hábitos dietéticos

A la hora de cuidar las rodillas, nuestro especialista hace hincapié en el control del sobrepeso, actividad deportiva y llevar un estilo de vida saludable, con una dieta sana y equilibrada que será beneficiosa para nuestras articulaciones y, en general, para nosotros.

El dolor en la rodilla que limita actividades diarias es uno de signos de alarma que indican que las rodillas se están dañando. Ante esta situación, es importante consultar inicialmente con el servicio de Medicina de Familia para que valore la situación e implemente las recomendaciones iniciales.

Si no se diagnostican a tiempo los problemas en las rodillas, ¿pueden evolucionar mal?

Depende del tipo de lesión de rodilla. Según el Dr. Javier López Valenciano, la mayoría suelen ser problemas tendinosos que no tienen por qué evolucionar mal, pero otros procesos, como las lesiones meniscales o de ligamentos de la rodilla, sí que pueden tener repercusión a largo plazo en nuestras articulaciones.

Estas lesiones suelen ser limitantes para nuestras actividades diarias. Incluso las tendinopatías leves de la rodilla pueden producirnos dolor y malestar durante 2 o 3 semanas, lo que puede impedir que hagamos nuestras actividades sociales y laborales habituales.

Lesiones de rodilla, ¿cuándo tengo que ir al traumatólogo?

Cuando suben las escaleras, algunas personas pueden notar como un ‘crujido’ en su rodilla; no es un dolor de rodilla lateral interno, sino más bien un chasquido. “El crujido en la rodilla al subir escaleras suele ser un síntoma de una condropatía de la rótula, es decir, de un desgaste del cartílago de la rótula”, explica el Dr. Agustín Serrano, cirujano de la Unidad de Rodilla del Servicio de Traumatología del Hospital de Manises.

En la mayoría de las ocasiones, ese crujido es esporádico y suele mejorar con medicación antiinflamatoria.

¿Cuándo hay que consultar con un traumatólogo?

Según comenta nuestro especialista, es recomendable acudir a la consulta de un traumatólogo cuando el crujido es:

  • Incapacitante
  • Provoca bloqueos.
  • Produce malestar frecuente.
  • Las molestias son graves.

Ante estos síntomas de una posible lesión de rodilla hay que acudir a un especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología para que haga un estudio completo de la rodilla, en el que se incluye una radiografía.

Algunas personas que tienen molestias en la rodilla, que llevan algunos días con antiinflamatorios y yendo al fisioterapeuta, se preguntan por qué no mejoran. En esta situación, el Dr. Agustín Serrano recuerda que si las molestias son tolerables se puede esperar unas seis o doce semanas hasta consultar con el traumatólogo para iniciar un estudio.

Pero si las molestias son progresivas, con hinchazón de la rodilla e imposibilidad de caminar, no hay que esperar y hay que acudir cuanto antes al especialista para que pueda valorar la situación y establecer las pautas terapéuticas más indicadas según las características que presente la lesión de rodilla.

¿Cuáles son los tratamientos más frecuentes?

Una vez determinada la extensión de la lesión de rodilla, con la información proporcionada por las pruebas de imagen y la historia clínica, el especialista decide el tratamiento más adecuado para el paciente, que puede ser conservador, con infiltraciones de ácido hialurónico, o quirúrgico, en los casos muy avanzados.

Sufro de condromalacia, ¿qué puedo hacer?

La condromalacia se define como un desgaste del cartílago rotuliano y se produce como consecuencia de la colocación de la rótula o de la articulación. Este trastorno puede aparecer si hay problemas de articulación con el fémur. Para que la articulación funcione de la forma adecuada intervienen varios elementos, entre los que se encuentran los huesos, los músculos, cómo es la pisada, cómo se camina…

Una vez que se ha diagnosticado la lesión en la rodilla, el mejor tratamiento, según el Dr. Agustín Serrano, es el conservador, con higiene postural, adaptación de la actividad física a sus características somatofuncionales y fisioterapia.

¿Qué hacer si te has operado de la rodilla y te molesta?

Si te has operado y te molesta la rodilla, debes consultar con el traumatólogo que te operó. Nuestro especialista indica que “si las molestias son muy graves y con una gran limitación de la actividad, se debe acudir a urgencias del centro hospitalario donde se ha llevado a cabo la intervención”.

Es importante tener en cuenta no tomar ninguna medicación adicional a la propia para mitigar el dolor. En este contexto, el Dr. Agustín Serrano es tajante, “no se debe tomar ningún otro tratamiento hasta que no te valore un traumatólogo de tu hospital”. Además, añade que “especialmente, se debe evitar el tratamiento antibiótico”.

¿Se puede operar el quiste de Baker?

El quiste Baker es una especie de bulto que contiene líquido en su interior y se localiza detrás de la rodilla. Si la rodilla produce una cantidad mayor de líquido sinovial, éste se acumula en la parte posterior de la rodilla formando el quiste. Tal y como comenta nuestro traumatólogo, el quiste de Baker es consecuencia de una patología determinada, generalmente una lesión del menisco o una condropatía.

Por eso, hay que tratar la causa. Solo en quistes especialmente voluminosos y crónicos está indicada la escisión directa.

Síntomas del quiste de Baker

Los síntomas más comunes del quiste de Baker son:

  • Inflamación en la parte de atrás de la rodilla.
  • Dolor en la articulación.
  • Rigidez en la rodilla.
  • No poder flexionar completamente la rodilla por el dolor que produce ese movimiento.

Estos síntomas pueden ser más agudos cuando se ha permanecido mucho tiempo de pie y después de realizar ejercicio.

Así que si después de practicar deporte, sientes dolor detrás de la rodilla y notas que te ha salido un “bulto”, debes consultar a un especialista en Traumatología para que valore tu caso. Si considera que el quiste tiene un tamaño suficiente para impedirte realizar tus actividades de forma cómoda, tu traumatólogo valorará la posibilidad de eliminar el quiste drenando el líquido de su interior y prescribiendo una pauta de fisioterapia que ayude a mejorar el estado de tu rodilla.

Enfermedad de Osgood-Schlatter: El reposo deportivo es la clave para controlarla

La enfermedad de Osgood-Schlatter hace referencia a una lesión de rodilla en la zona de crecimiento del hueso donde se ancla el tendón rotuliano. Se da especialmente en adolescentes con un nivel de actividad física elevado y es más frecuente en los chicos que en las chicas: en ellas aparece en edades más tempranas, entre los 8 y 12 años, y en ellos, entre los 12-15 años, debido a una maduración ósea más precoz.

El tratamiento para la enfermedad de Osgood-Schlatter generalmente es conservador y se lleva a cabo durante el crecimiento, ya que cuando termina, casi siempre, cesan las molestias. En casos excepcionales puede ser necesaria una intervención quirúrgica para remodelar la zona ósea en la parte de la tibia proximal. 

Cómo reconocer la enfermedad de Osgood-Schlatter

El Dr. Marco Strauch Leira, jefe de nuestro Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, explica que la enfermedad de Osgood-Schlatter hay que diferenciarla de la enfermedad o síndrome de Sinding-Larsen-Johansson, que es su homónimo a nivel del polo inferior de la rótula. Es decir, una lesión similar pero que, en lugar de producirse en la región baja del tendón rotuliano en su inserción en la tibia, se produce en la parte alta al insertarse en la rótula. Además, también aparece en adolescentes y conlleva un tratamiento muy parecido.

Según explica nuestro traumatólogo, el tratamiento de la enfermedad de Osgood-Schlatter es conservador y consiste en:

  • Aplicar frío local.
  • Antiinflamatorios por vía oral.
  • Técnicas de rehabilitación y fisioterapia.
  • Lo más importante: reposo deportivo hasta que cese el dolor o se modifique la actividad, si es necesario.

“Algunos casos que no responden al tratamiento podrían requerir la inmovilización de la rodilla con una férula de yeso u órtesis, incluso hasta 6 semanas”.  

Nuestro especialista insiste en la importancia de explicar a los pacientes y los padres que se trata de una enfermedad recidivante e, incluso, que podría pasar en la rodilla contraria, pero que se resuelve sola con el tiempo al concluir el crecimiento en dicha zona y cerrarse las fisis o cartílagos de crecimiento

Osgood-Schlatter

Para evitar o disminuir la recidiva, se recomienda la utilización de cinchas rotulianas, que son unas cintas que ejercen presión en el tendón rotuliano disminuyendo la fuerza ejercida a nivel de su inserción y a nivel de la tibia y, por tanto, disminuyen la tracción en la fisis o cartílago de crecimiento que genera el dolor. 

¿Es recomendable operar con la enfermedad de Osgood-Schlatter?

En aquellos pacientes en los que no ha resultado efectivo el tratamiento conservador, sí que requerirán de una intervención quirúrgica para resolver la enfermedad de Osgood-Schlatter

Sin embargo, “como traumatólogos, tenemos que estar muy seguros de que este tratamiento se ha llevado a cabo de forma correcta, remitiendo a los pacientes a equipos de rehabilitación y fisioterapia si fuese necesario. De esta forma, evitaremos indicaciones quirúrgicas innecesarias en pacientes jóvenes con la enfermedad de Osgood-Schlatter”. 

El tratamiento quirúrgico va encaminado y tiene el objetivo de cerrar la fisis o cartílago de crecimiento; es decir, generar su osificación temprana. De esta forma, “evitamos el dolor producido por la tracción del tendón rotuliano sobre ella”, apunta el Dr. Strauch, quien añade que “la cirugía consiste en rascar o perforar dicha fisis y fijarla de forma temporal con uno o varios tornillos. Con ello, destruimos el cartílago de crecimiento y fomentamos su osificación”. 

Tal y como recuerda el Dr. Strauch, algunos pacientes con la enfermedad de Osgood-Schlatter que han seguido un tratamiento conservador deben operarse en la edad adulta, situación que también se puede dar en los que la enfermedad genera osículos, que son pequeños fragmentos libres que no se fusionaron correctamente con el resto de la tibia. Estos osículos pueden producir dolor en la región baja del tendón rotuliano y tendinitis recidivantes, por eso es necesaria la resección quirúrgica para eliminar los síntomas de osgood schlatter adultos

Recuperación tras cirugías en pacientes con la enfermedad de Osgood-Schlatter

La recuperación tras una operación de rodilla suele ser rápida, pues no son muy lesivas y se llevan a cabo en pacientes jóvenes con una capacidad de curación muy buena. El proceso de recuperación viene marcado por la correcta cicatrización de la intervención y el seguimiento se realiza en consulta externa. 

El objetivo en la primera fase del postoperatorio de rodilla es:

  • Recuperar la movilidad.
  • Proteger la zona intervenida.
  • Evitar la atrofia muscular producto de la inactividad. 

En una segunda fase, hay que:

  • Potenciar la musculatura.
  • Trabajar la propiocepción para que el paciente vaya recuperando las sensaciones a la hora de practicar ejercicio físico. 

Finalmente, “hay que centrarse en reintroducir progresivamente la actividad física. Se trata de un proceso que suele requerir unos 3 meses para realizarlo de manera adecuada”, concluye nuestro traumatólogo

Ahora que ya conoces un poco más en qué consiste la enfermedad de Osgood-Schlatter, quizá también te resulte interesante saber cómo debes cuidar tus rodillas, para evitar futuras lesiones. Es importante realizar los estiramientos y ejercicios adecuados para cuidar las articulaciones y prevenir cualquier tipo de lesión. Desde Hospital de Manises, estaremos encantados de informarte y ayudarte con cualquier consulta, ¡contacta con nosotros!  

 

La preparación es clave para evitar lesiones practicando esquí o snowboard

Las lesiones musculares y tendinosas en miembros inferiores son las más comunes a la hora de esquiar. En el primer grupo nos podemos encontrar contracturas o roturas. Ambas suelen deberse a una carga excesiva o a una falta de preparación antes de la actividad. “Las lesiones tendinosas suelen aparecer horas después en forma de tendinitis y se ocasionan igualmente por una demanda excesiva de los músculos de las piernas ante un trabajo al que no están acostumbrados a realizar”, explica el Dr. Javier López Valenciano, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de nuestro hospital, quien recomienda realizar una adaptación progresiva al  esfuerzo que vayamos a hacer y un calentamiento correcto, más aun teniendo en cuenta que se realiza al aire libre con bajas temperaturas. En una situación similar están las personas que practican snowboard, donde las lesiones musculares y tendinosas predominarán en la región lumbar.

Según nuestro especialista, en el esquí predominan las lesiones en ligamentos de la rodilla y fracturas en miembros inferiores, debido a caídas con botas fijas. Por su parte, en el snowboard están las lesiones en miembros superiores, ya que son los que se utilizan para frenar caídas.

Esto no quiere decir que no se puedan producir fracturas de miembros superiores practicando esquí, pero sí que es más probable encontrar éstas tras caídas practicando snowboard y viceversa.

A la hora de practicar estos deportes de invierno, los grupos musculares que más se trabajan son los de los miembros inferiores, pero también habrá un alto componente de trabajo de la faja abdominal y de la musculatura lumbar. Ya que son los principales estabilizadores de posición y equilibrio.

Preparación

Para estar preparados, el Dr. López Valenciano recomienda realizar una actividad de tonificación en el gimnasio durante las 6/8 semanas previas. “Esto nos prevendrá de lesiones por sobrecarga, pero aunque realicemos esta actividad al practicar un deporte que llevamos tiempo sin ejercitar se debe empezar de manera progresiva, ya que hasta que no se realizan gestos específicos de un deporte no se generan las mejoras musculares propias del mismo”.

Tienes que saber que el frío influye en esta lesiones, sobre todo las roturas musculares, ya que al existir una menor temperatura exterior, al cuerpo le cuesta más tiempo llegar a la viscoelasticidad de los tejidos, por lo tanto el calentamiento tiene que ser mínimo de 15 minutos con ejercicios similares a los que se van a realizar pero de menor intensidad.

En cuanto a la prevención de las fracturas, nuestro especialista recuerda que la mayoría son accidentes y, por lo tanto, son poco previsibles. Aun así, “es importante adecuar nuestro nivel de esquí/snowboard a las pistas por las que vamos a transitar. Son deportes en los que el medio externo va a tener un papel fundamental y debemos ser conscientes de cuál es nuestro nivel real para evitar problemas”.

Las pistas van graduadas según la pendiente y su dificultad. Por eso, continúa diciendo el Dr. Javier López Valenciano, “si somos novatos y nos atrevemos con pistas más agresivas es más probable que podamos sufrir fracturas, al ser descensos más pronunciados en los que se adquiere mayor velocidad y en donde la experiencia y la habilidad adquirida de manera progresiva son necesarias para poder esquivar objetos o reaccionar de manera adecuada ante los obstáculos que se nos presenten”.

El calentamiento debe ser específico para cada persona y deporte

Los deportes en los que las rodillas corren más peligro son aquellos en los que existe un alto impacto (correr, gimnasia artística), un sobreuso prolongado (ciclismo) o implican rangos de movimientos elevados (karate, taekwondo). En estos se suele ver una mayor incidencia de lesiones ligamentosas y tendinosas. Sin embargo, “aún no está del todo claro cuáles están más asociados al desarrollo de artrosis a largo plazo, puesto que los estudios en corredores de maratón que llegan a edad avanzada muestran que tienen menos artrosis que sus coetáneos sedentarios o de otras disciplinas deportivas”, puntualiza nuestro especialista del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, el Dr. Javier López Valenciano.

El principal factor para amortiguar ese daño es realizar un trabajo preventivo acorde a las demandas físicas de la disciplina deportiva (trabajo de fuerza, propioceptivo y pliométrico). Por eso, es fundamental realizar una valoración inicial y evolución por parte de un profesional en Ciencias del Deporte para conocer el estado músculo-articular y controlar la carga de entrenamiento.

 

Diferencias por sexo

Las diferencias anatómicas, fisiológicas y hormonales entre sexos hacen que el riesgo de sufrir lesiones de rodilla sea diferente. Por ejemplo, según explica el cirujano, “las mujeres tienen una tendencia mucho mayor a lesiones articulares de la rodilla (lesiones del ligamento cruzado anterior y dolores de la zona anterior de rodilla), mientras que los hombres tienden a sufrir más lesiones músculo-tendinosas de las zonas limítrofes de la rodilla debido al mayor porcentaje de masa muscular”.

Estos factores van a ser determinantes a la hora de plantear el calentamiento y los ejercicios a desarrollar. Está demostrado científicamente que conforme aumenta la edad, se incrementa la rigidez articular y muscular y, por tanto, se necesita mayor tiempo de calentamiento para alcanzar un estado óptimo de pre-entrenamiento o de competición.

En el mismo sentido, la sobrecarga ocasionada por el peso provoca un mayor estrés sobre las estructuras articulares, por lo que se recomienda un buen calentamiento con bajo impacto, evitando en la medida de lo posible ejercicios de gran impacto, como saltar, correr…

Un factor importante a tener en cuenta es el estado previo de forma/condición física de la persona, puesto que una adaptación al ejercicio es fundamental para soportar de manera menos traumática la actividad y el calentamiento.

Aunque parece obvio, el Dr. López Valenciano no quiere dejar pasar por alto el hecho de que, si una persona corre habitualmente, caminar no le supone ningún estrés y podría empezar a andar antes de iniciar la carrera o con el calentamiento específico. Sin embargo, “el problema lo encontramos con la población sedentaria, con muy baja condición física o que pasa la mayor parte del tiempo sentada. En estos casos ya el inicio de la marcha supone un cambio bastante brusco que requiere una previa activación con ejercicios de movilidad articular”.

Por su parte, para las personas que han superado una lesión, el reinicio de la actividad física debe estar pautado por especialistas. Así, “una vez superada la lesión y con el alta del equipo rehabilitador, debemos ponernos en manos de profesionales de la readaptación deportiva o especialistas en Ciencias del Deporte para que guíen el proceso. La tolerancia al ejercicio y al dolor serán los pasos principales que marquen esa reanudación del ejercicio físico, empezando siempre con ejercicios de bajo impacto y carga, progresando hacia ejercicios más específicos de la disciplina deportiva que se quiere practicar”.

Hay que preparar al cuerpo para las cargas a las que se expone con el ejercicio

El calentamiento de la rodilla consiste en realizar ejercicios para aumentar la vascularización de la zona a ejercitar (movilidad articular, activación cardiovascular, estiramientos dinámicos…). El objetivo de este calentamiento es preparar al cuerpo a las cargas a las que va a ser expuesto, ya que cambios bruscos pueden generar un alto estrés en la rodilla, incrementando el riesgo de lesión.

El Dr. Javier López Valenciano, del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de nuestro hospital, recomienda calentar con ejercicios similares a los que se van a realizar, pero con una menor intensidad. “Un ejemplo sería antes de salir a correr, realizar una movilidad de las articulaciones implicadas (tobillo-rodilla-cadera) y correr a una intensidad baja para aumentar la temperatura del cuerpo. Si la actividad requiriese una alta intensidad, se podrían añadir periodos cortos de intensidad progresiva”, detalla el especialista.

Si no se hace un calentamiento previo al ejercicio físico, los problemas asociados son numerosos. Entre ellos, el cirujano destaca una elasticidad muscular y articular limitadas, un retraso del transporte del oxígeno a las zonas implicadas y una mala transferencia del impulso nervioso. Todo esto conlleva un alto riesgo de lesión. “Además, a nivel deportivo se ha demostrado que la ausencia de calentamiento reduce el rendimiento y las capacidades psicobiológicas del deportista”.

Es importante adecuar el calentamiento a la actividad que se va a realizar. “Está claro que no podemos comparar las demandas de un deporte de lucha con un deporte de resistencia, puesto que las cadenas musculares implicadas son diferentes; sin embargo, los beneficios del calentamiento son los mismos en ambas. Por ejemplo, en los deportes de lucha se requiere un calentamiento específico tras el calentamiento general enfocado a las acciones que se van a realizar en competición e incrementando la intensidad de forma progresiva”, detalla el Dr. López Valenciano.

Tiempo de calentamiento, en su justa medida

En cuanto al tiempo que hay que dedicar al calentamiento, los últimos estudios en este campo han demostrado que calentamientos superiores a más de 25 minutos tienen efectos contraproducentes, por lo que el tiempo aconsejado para el calentamiento general es de 10-15 minutos, según la disciplina (disciplinas técnicas no más de 10 minutos y las de resistencia cerca de los 15 minutos), y un tiempo añadido para el calentamiento específico de 10-15 minutos más. En ningún caso se deberían superar los 25 minutos con un tiempo ideal de 20 minutos. Por otro lado, se recomienda finalizar el calentamiento dentro de los 10 minutos previos a la competición, porque periodos más amplios reducen el rendimiento al inicio de la prueba.

Los ejercicios de calentamiento se tienen que adaptar al clima. En ambientes calurosos o de alta humedad se requiere menos tiempo de calentamiento. Esto es debido a qué el cuerpo alcanza la temperatura recomendada en poco tiempo, por tanto, las capacidades viscoelásticas de los músculos y articulaciones se adaptan mucho antes. En este contexto un exceso de tiempo puede provocar una ligera deshidratación.

Por su parte, en los ambientes fríos o secos se incrementa la rigidez articular y es necesario un calentamiento más prolongado y con una progresión de la intensidad muy controlada. Se aconseja incluso llevar ropa extra (siempre con sensatez) antes de competir para ayudar al organismo a subir la temperatura.

Según nuestro especialista, hay controversia sobre la necesidad de hacer estiramientos una vez terminada la práctica de ejercicio físico. Por eso, en este punto debemos preguntarnos, ¿cuándo? y ¿qué tipo de estiramientos? “Una revisión científica reciente nos indica que los estiramientos post-ejercicio no son del todo recomendables debido a la sobrecarga/rigidez muscular ocasionada por el ejercicio, principalmente tras sesiones intensas, en las que pueden incluso provocar roturas musculares. Por ello, se recomienda dejar pasar un tiempo prudencial para que la musculatura se relaje antes de estirar, y por lo tanto es recomendable hacerlo en la ducha”.

En este contexto, no se puede dejar pasar por alto que los estiramientos pasivos prolongados en el tiempo parecen ser los más perjudiciales, por lo que se recomienda empezar con estiramientos dinámicos muy suaves y pasivos de corta duración, de unos 5 segundos.

Cómo afectan los kilos de más en las rodillas a tu salud

La obesidad probablemente representa la mayor amenaza para la salud, por lo que los kilos de más en las rodillas pueden provocar problemas a corto plazo. No solo por la misma obesidad sino por los factores que conlleva. Una persona obesa suele reunir varios factores de riesgo como una vida sedentaria, una mala alimentación, hipertensión, diabetes etc. “El sobrepeso supone una sobrecarga para el sistema musculoesquelético y las rodillas son las articulaciones que más sufren bajo esta sobrecarga”, explica explica el Dr. Marco Strauch Leira, jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología de nuestro hospital.

Hay que tener en cuenta que la superficie articular, los cartílagos, no soportan esta sobrecarga y el resultado puede ser una artrosis precoz. Por otro lado, las partes blandas que rodean la rodilla,como los ligamentos, tendones y músculos, no son capaces de compensar esta sobrecarga y pueden deteriorar antes de tiempo.

Elegir el deporte adecuado

Si la carga que tiene que soportar la rodilla en un paciente obeso ya es excesiva y puede condicionar el deterioro precoz, los deportes de impacto multiplican esta carga y pueden acelerar este proceso. Así, las lesiones más frecuentes en pacientes obesos no son traumáticas. “La mayoría de pacientes que acuden a nuestras consultas sufren sobrecargas dolorosas de las partes blandas de la rodilla o incluso han iniciado un deterioro precoz de la superficie articula (artrosis)”, especifica nuestro especialista, quien destaca la importancia de encontrar un deporte que le guste a cada uno y que realice con entusiasmo y alegría, y no como un castigo u obligación. “Si queremos elegir deportes menos dañinos para las articulaciones intentaremos escoger los que no supongan impactos excesivos. El ciclismo, la natación o el remo son buenos ejemplos”.

Para reducir la carga mecánica sobre las articulaciones solo existen dos posibilidades, tal y como detalla el Dr. Strauch. “La primera es obvia y consiste en reducir la carga reduciendo el peso. La segunda se basa en reducir la fuerza del impacto utilizando un calzado que aporte estabilidad y amortiguación suficiente”.

Y es que toda lesión articular conlleva una alteración de la biomecánica de la misma y puede dar lugar al desarrollo de un desgaste precoz; es decir, a una artrosis postraumática. Por eso, todas las lesiones deben ser correctamente diagnosticadas y siempre que sea posible corregidas. La intervención de plastia de ligamento cruzado es un buen ejemplo.

Nuestro jefe del Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología indica que “por definición todas aquellas lesiones que no se curan por sí mismas o son corregidas quirúrgicamente se convierten en crónicas. Algunas son menos importantes y podemos convivir con ellas toda la vida y otras nos causan una artrosis precoz, que puede hacer necesaria hasta una prótesis de rodilla durante la vida laboral”.

 

La vida de una prótesis de rodilla depende de la lesión

Una de las preguntas más frecuentes de las personas que se tienen que implantar una prótesis de rodilla es: ¿cuánto va a durar? Según explica el Dr. Marco Strauch Leira, jefe de nuestro Servicio de Cirugía Ortopédica y Traumatología, hay modelos de prótesis de rodilla muy diferentes y la elección de cada modelo y sistema depende de lo grave que sea la lesión.

En términos generales se puede decir que cuanto menos grave sea la lesión menos compleja es la prótesis y más tiempo va a durar. Cuanto más compleja sea la lesión y más compleja sea la prótesis menos durará esta. Pero, ¿cuántos tipos de prótesis de rodilla existen?

Tipos de prótesis de rodilla

La rodilla es una de las articulaciones que más lesiones sufre. Pero el alcance de estas lesiones nunca es igual de un paciente a otro. Las rodillas están formadas por la parte inferior del fémur (que continúa hasta nuestra cadera), la rótula y la parte superior de la tibia (que asciende desde nuestro tobillo).

Así, en función de qué hueso y qué parte de la articulación haya que sustituir, se escogerá uno u otro modelo de prótesis de rodilla. A las que sustituyen al total de huesos implicados en la articulación se les denomina prótesis totales de rodilla o PTR.

Dentro de este grupo, y en función de la conservación de ligamentos, las PTR se pueden clasificar en prótesis de rodilla con retención de cruzado o CR (cuando no se retira el ligamento cruzado posterior) o posterior estabilizada (PS) si este se retira o no se conserva.

Si no se conservan ninguno de los dos ligamentos cruzados, las prótesis totales de rodilla que se emplearán se denominan prótesis CS (de “cruzado sacrificado”)

Otras en cambio sustituyen solo a un lado de la articulación (el del fémur o la de la tibia) y reciben la denominación de prótesis unicompartimental de rodilla.

Además existen otras prótesis de rodilla diseñadas específicamente para sustituir prótesis que ya están implantadas, ya que no siempre es necesario retirarla en su totalidad.

Otras circunstancias que afectan a la duración de una prótesis de rodilla

La duración de estas prótesis depende además de otros extremos: desde la actividad a la que la someta el individuo (y en qué condiciones de preparación)  a la fisiología y características de este. Cada tipo de implante también suele dar lugar a duraciones distintas.

Así pues, a menor carga y estrés, más durará la prótesis de rodilla. Por eso, los mejores resultados se tienen en prótesis de pacientes ancianos ya que son poco activos. Y por razones obvias, los peores resultados tienen las prótesis implantadas en varones jóvenes. Esto no se debe al implante utilizado, si no a lo que el portador hace con su rodilla.

El problema de las sobrecargas en las prótesis de rodilla

A la hora de cuidar las prótesis, el Dr. Strauch comenta que se implantan cuando se han agotado las terapias alternativas y la calidad de vida sufre tanto que el paciente requiere una solución. En sus propias palabras, “las prótesis de rodilla se colocan para aumentar y devolver esta calidad de vida y siempre animamos a nuestros pacientes a utilizar la rodilla operada todo lo que esta permita. Pero, las sobrecargas por peso, impactos repetitivos o puestos de trabajo nocivos para la rodilla pueden reducir la supervivencia de los implantes”.

Así, resulta indispensable aconsejar al paciente sobre todo aquello que puede alargar la vida a su prótesis, incluso la postura al dormir (después de todo, representa un número importante de horas al día).

Cómo comprobar el estado en que se encuentra una prótesis de rodilla

Para garantizar el buen funcionamiento de la prótesis y por tanto, la calidad de vida del paciente, una vez implantadas las prótesis, se hacen revisiones hasta que los pacientes tengan un resultado satisfactorio con su nueva articulación.

En general, esto tan solo supone pautar dos o tres visitas en el primer año, según nos informa el Dr.  Strauch. Si tras estas visitas no se aprecia ningún problema y si no surgen complicaciones, no será necesario programar ninguna actuación al respecto, sino que el propio paciente irá notando si se produce algún cambio en la zona afectada.

Podemos concluir diciendo que, en líneas generales, la supervivencia de las prótesis de rodilla es de unos 15 años de media. Esto puede variar mucho en cada uno de los pacientes, pero la media a nivel internacional gira en torno a este número.

Cuanto más joven y activo es el paciente, menos dura la vida del implante. Sabemos por los registros internacionales que esta media puede bajar de los 10 años a pacientes que están en la edad laboral.

Si es necesario, las prótesis se pueden cambiar, incluso varias veces. El factor limitante será la masa ósea donde se ancla el implante y la musculatura que controla la rodilla. Si estos funcionan, no habrá limitaciones, asegura nuestro especialista.